Según ha trascendido, el agente, de 64 años de edad y con alguna patología previa, permanecía en su domicilio en situación de autoaislamiento desde hace varios días, tras haber comunicado la existencia de algunos síntomas compatibles con este virus al servicio Salud Responde. El dispositivo de urgencias sanitarias desplazado a su domicilio solo pudo certificar la muerte.
El agente, que desarrolló parte de su vida profesional como miembro de la unidad especializada de artificieros del Instituto Armado en el País Vasco, era una persona querida en la ciudad, a la que llegó muy pequeño junto a su familia procedente precisamente del norte de España.
Muchos amigos recordaban hoy las redes sociales su calidad humana, su paso como estudiante por el Instituto de Formación Profesional Juan de Aréjula, o su trabajo como entrenador de balonmano en el propio centro educativo, ya de vuelta a la ciudad, en cuyo cuartel de la Guardia Civil prestó servicio durante sus últimos años como miembro de la Benemérita, hasta su reciente jubilación.
Miguel Pereda no es el primer miembro lucentino de la Guardia Civil que resulta contagiado. Hace unos días también se conoció el caso de un segundo agente, sargento en el cuartel de La Rambla y residente en Lucena, que también daba positivo en COVID-19, por lo que decidió aislarse también en su domicilio, decretándose el cierre temporal del acuartelamiento para proceder a la desinfección de las instalaciones.
Según el último parte facilitado por el alcalde de Lucena, Juan Pérez, el pasado jueves, en estos momentos habría en Lucena al menos 15 casos de positivo por coronavirus, varios de ellos ingresados en el Hospital Infanta Margarita de Cabra. Desde entonces ninguna administración ha actualizado este dato.