Efectivos de distintas unidades especializadas de la Policía Nacional han reanudado a primera hora de la mañana los trabajos de levantamiento del cadáver aparecido en la tarde de ayer en una zona de abundante vegetación y fuerte pendiente junto al cauce, practicamente seco, del río Lucena, en el tramo que discurre entre la Cooperativa Olivarera de Lucena y la calle de la Industria, cerca de la basílica visigoda de Coracho.
Al menos una veintena de investigadores de la policía judicial y la científica trabajan sobre el terreno y otra decena de agentes controla el perímetro de la zona, acotada con cintas.
Fuentes de este cuerpo de seguridad han confirmado a las 11:45 horas que el cuerpo ha sido ya recuperado, tras una compleja operación y corresponde a un varón, aunque su avanzado estado de descomposición, impide por el momento confirmar su identidad. Los restos serán trasladados al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Córdoba para ser sometidos a una autopsia.
Distintas fuentes consultadas coinciden en señalar que el cuerpo podría ser el de Pedro Mayorgas, el vecino de Lucena, de 84 años de edad, desaparecido a finales de febrero. Los agentes intentan encontrar una explicación a cómo pudo llegar hasta el lugar donde ha sido encontrado, en una zona singularmente inaccesible, y visitada en distintas ocasiones por los distintos dispositivos de búsqueda, el último de ellos desarrollado en el pasado mes de mayo, con un importante despliegue de agentes especializados y bomberos, que escudriñaron el cauce del río y su entorno, como pudo constatar gráficamente este periódico.
El entorno familiar de Pedro Mayorgas sigue con interés y preocupación el dispositivo. Fuentes cercanas han indicado a este periódico que fueron informados del hallazgo en la tarde de ayer, dándoles cuenta de la posibilidad de que el cuerpo fuese el de su familiar desaparecido en febrero, aunque por el momento no se les ha requerido presencialmente ni confirmado este extremo.
Durante la tarde de ayer los esfuerzos se centraron en abrir el camino hacia el cadáver, contando para ello con la colaboración de los bomberos del Parque Comarcal de Bomberos, que emplearon medios mecánicos para abrir la valla perimetral de la Cooperativa, desde donde resultaba más fácil el acceso, y abrir una senda segura sin generar una contaminación del escenario donde apareció el cuerpo, descubierto entre unos árboles por un vecino de la zona que buscaba setas en el entorno del paseo fluvial del río.
En torno a las 11 de la noche, el juez que entiende del caso autorizó la suspensión de los trabajos ante la práctica ausencia de luz, proporcionada por los vehículos de bomberos estacionados en la Cooperativa, y la posibilidad de que, en esas condiciones, pudieran destruirse pruebas determinantes para la investigación.