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El asunto de los robos en la zona residencial de Campo de Aras va camino de convertirse en un grave problema de seguridad pública. Los intentos de robo no cesan el último ayer mismoy los esfuerzos policiales han sido hasta el momento infructuosos para detener al grupo que está llevando a cabo los asaltos, una docena en el plazo de un mes según los vecinos, de los que la policía solo reconoce los ocho que han sido denunciados en las dependencias de la Comisaría de Lucena.
José María Tocornal, máximo responsable del Cuerpo Nacional de Policía entrevistado por LucenaHoy, ha pedido a los vecinos "que confíen en el trabajo de los cuerpos de seguridad y les dejen trabajar" como mejor modo para lograr la rápida detención de los autores de estos robos.
Realizaba Tocornal estas declaraciones después de que algunos vecinos, armados con escopetas de caza, intentarán anoche sumarse al dispositivo policial, formado por unidades de la policía nacional y la policía local, que estuvo a punto de detener a los presuntos autores.
Según Tocornal, los hechos se produjeron después de que la policía detectará a al menos dos personas con linternas en medio de un olivar, en la parte trasera de un grupo de viviendas. Viéndose perseguidos por la policía, los cacos apagaron las linternas para evitar ser localizados y alcanzaron un camino cercano donde, presumiblemente y según fuentes de la investigación, disponían de un vehículo en el que se dieron a la fuga. En el transcurso de esta persecución uno de los vehículos policiales quedó atrapado en el olivar, cuyo terreno estaba muy blando como consecuencia de las recientes y abundantes lluvias.
El responsable policial ha reconocido a LucenaHoy que, en algunos momentos, la policía tuvo que "pedir varios vecinos de la zona que habían salido a la calle armados con escopetas que volviesen a sus viviendas y dejarán a la policía hacer su trabajo". La policía asegura que "se está trabajando para lograr la identificación y detención de los autores de estos intentos de robo" y que hechos como el de ayer, con civiles armados en la vía pública, pueden convertirse en un problema aún mayor que los propios robos, además de ser ilegal.
Entre tanto, los vecinos se sienten indefensos ante la persistencia de los robos y la sensación de inseguridad va en aumento, hasta el punto de que algunos vecinos hablan abiertamente de organizarse en grupos para patrullar la zona.
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