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Han pasado unos meses desde que la policía local y trabajadores de Aquagest lograron salvar de una muerte segura a este perro de aguas que durante más de una semana había permanecido atrapado en una tubería. Su rescate despertó todo una corriente de simpatía. Más de 5.000 personas leyeron la información publicada por LucenaHoy y otros tantos tuvieron conocimiento de la misma a través de otros medios o de las redes sociales, coleccionando "me gusta" y "retweet".
Sin embargo hoy, Manolito, y su madre, igualmente rescatada del canal en el que vivían los animales desde hace años, junto al Llanete de los Dolores, siguen en la misma jaula de las instalaciones del Centro de Acogida Canina de Lucena que ocupaban hace dos meses. Ni siquiera la amplia difusión de su caso ha servido para proporcionarle un hogar.
La situación de Manolito es idéntica a la de otros muchos animales domésticos a los que la crisis, unos dueños sin escrúpulos y unos controles de los microchip a los que obliga la ordenanza municipal demasiado laxos han enviado primero a la calle y más tarde a estas jaulas, sin que nadie parezca interesarse por ellos.
Baste un dato. En solo dos meses la empresa adjudicataria del servicio de recogida de animales en la vía pública ha recogido más de 120 animales, la cantidad estipulada en su contrato para todo un año. Hoy las sesenta perreras con capcidad para 250 animales de este centro con el que la delegación municipal de Sanidad tiene concertado el servicio de recogida de animales de la vía pública, hace unos meses practicamente vacías, están llenas de perros como Manolito. Son perros de distintas razas, tamaños y edades. Unos nunca tuvieron un hogar, otros fueron expulsados del suyo por sus dueños, pero todos ellos comparten la misma situación: haber sido abandonados y estar a la espera de la llegada de alguna familia que quiera poner un perro en sus vidas y ofrecer un hogar a uno de estos animales.
Para facilitar la adopción de estos animales, la empresa que gestiona las instalaciones ofrece ahora un curso de adiestramiento básico durante cuatro fines de semana. "Es un servicio pionero que queremos ofertar a las familias de adopción, que a veces temen que los perros no estén adiestrados o no saben como cuidarlos". El servicio se ofrece en otras instalaciones de la clínica CAN en la misma zona y por personal especializado. "Además, los perros son entregados con microchip, pasaporte y vacunas por un precio muy reducido y cuentan con un cincuenta por ciento de descuento en los tratamientos habituales durante toda su vida en nuestra clínica", indica Requerey, una medida a la que se pretende sumar a otras clínicas veterinarias de la ciudad para apoyar la adopción.
El problema no es exclusivo de los perros. Asi, el pasado fin de semana la empresa encargada del servicio de recogida, que gestiona el veterinario lucentino José Requerey, regaló cuatro caballos abandonados que habían sido encontrados abandonados en el campo, en un camino o junto a una carretera. "Son caballos sanos, en buenas condiciones generales, que sus dueños ya no pueden alimentar o cuidar, por lo que optan por abandonarlos", señala Requerey.
Si desean contactar con el Centro de Acogida Canina de Lucena, tanto si quieren ver los perros acogidos como adoptar a algunos de ellos, existe un teléfono a disposición del público, el 670 015 569.
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