Tras las imágenes impactantes de las calles y plazas de Lucena convertidas en auténticos ríos de agua y barro, existen también no pocas situaciones dramáticas. En Los Piedros, a orillas del río Anzur, tres personas estuvieron a poco de perder la vida. Una de ellas, un hombre de avanzada edad, hubo de ser rescatado por los bomberos de la planta superior de su vivienda, a la que se vio obligado a subir debido al implacable ascenso del nivel del agua en la planta baja del edificio, tras desbordarse el cauce.
Otras dos personas se vieron arrastradas por el agua. Según explicó ayer el alcalde de Lucena, Juan Pérez, intentaban abandonar la zona cuando se vieron sorprendidos por una auténtica "ola" de agua. El vehículo fue arrastrado por la corriente. Ellos también, pero el muro de contención creado junto al río para proteger las viviendas de las avenidas les paró y les salvó la vida. El animal que vigilaba una de las viviendas murió ahogado y varias edificaciones sufrieron importantes daños. Los vecinos aún no se han recuperado del susto y siguen sin agua, tras ser arrasada la precaria canalización de suministro por la fuerza del caudal del Anzur.
También en el casco urbano de Lucena la tormenta provocó escenas de peligro. Una de las situaciones más complicadas se vivió en un grupo de viviendas del tramo alto de la calle Calzada. Situadas por debajo del nivel de los depósitos municipales, de los que les separan unas precarias vallas de ladrillo, estos vecinos ya habían denunciado hace meses que unas obras en el recinto municipal han canalizado el agua de lluvia contra sus muros. El martes una de esas paredes, la del número 61, colapsó y una incontenible avenida de agua inundó la vivienda. Enrique Ruiz se encontraba en la casa junto a sus dos hijos de 10 y 15 años. Cuando se dirigía a cerrar la puerta que separa la cocina del patio contempló como se desmoronaba el muro trasero y dejaba entrar una enorme cantidad de agua y cascotes. La avalancha inundó la cocina y el resto de habitaciones de la planta baja. Solo pudo abrir la puerta de la vivienda para que la avenida saliese libremente hacia la Calzada, evitando así una situación de riesgo para el y sus hijos.
La cocina de Enrique Ruiz, totalmente ocupada por el barro.
Ayer todavía andaba, desconsolado, entre el caos provocado por la avenida y el barro acumulado en el interior del inmueble, intentando poner un poco de orden y conseguir ayuda municipal, sobre todo para reconstruir el muro derribado por la fuerza del agua. Entre llamada y llamada, mostraba su indignación con el Ayuntamiento, que, según asegura, no ha cumplido con su promesa de dar una solución al problema antes de que desembocara en esta situación. En el mismo sentido se expresaban sus vecinos, que sufren el mismo problema y temen un final como el de Enrique.
Una de las viviendas anegadas en la zona de El Carmen
Cerca de allí, en la calle Párroco Joaquín Jiménez Muriel, zona del Carmen, la situación de una decena de inmuebles por debajo del nivel de la calzada propició la entrada del agua y el barro por puertas, patios e incluso a través de los sanitarios de los baños. Uno de los vecinos intentaba todavía en la tarde de ayer limpiar el barro tras haber visto cómo el agua alcanzaba una altura de más de 20 centímetros. "Estaba echado en la cama, durmiendo la siesta, cuando hoy el ruido del agua entrando por todas partes y no pude hacer nada para impedirlo", señalaba a LucenaHoy. "Yo ya he quitado mucho, pero el barro no se acaba nunca y está por todas partes", lamentaba. Una vecina repite la misma historia y asegura que pasaron "auténtico miedo e impotencia" al ver cómo el agua se adueñaba de todo sin poder hacer nada para evitarlo.