La tardanza en la finalización de unas obras planteadas hace tres años por el Ayuntamiento para adecuar la canalización del agua y "un tapón" originado por la disminución del diámetro del tubo que actualmente libera el agua son, a juicio de los cinco propietarios afectados por la tormenta del pasado 7 de septiembre en el bulevar de Los Santos, las causas de las inundaciones que perturbaron, por ejemplo a la residencia El Sauce y a la sociedad Talleres y Maderas Fernández. Otras empresas perjudicadas son Proluc, Granja Alejandro Montero y Hormigones El Peñón.
Por otro lado, Estrella Aguilera, una de las integrantes de la incipiente plataforma, informó de que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha asegurado en un escrito que carece de competencias para actuar en la zona, puesto que el arroyo que transcurre por dicho lugar "es artificial" y se ejecutó con el propósito de "desviar las aguas de La Sierrezuela", según apuntó Aguilera, por lo que la responsabilidad atañe a un Ayuntamiento al que reprochan su "mala gestión".
Asimismo, este colectivo, que en la mañana del martes se reunió con José Cantizani, concejal de Obras del Ayuntamiento de Lucena, exige al Consistorio que realice "un aliviadero" para evitar la generación de enormes caudales en futuras ocasiones, aunque ello suponga la expropiación de tierras.
En un principio, de acuerdo a las palabras de los comparecientes –Estrella Aguilera y Jesús Fernández- el equipo de Gobierno local se ha comprometido a limpiar el conducto ya –actualmente hasta un trozo de un tronco de olivo lo obstruye– y a incluir en los presupuestos del año 2016 una partida que permita concluir las operaciones, especialmente la referente a un canal que en su inicio muestra una abertura de dos metros y medio para posteriormente rebajar su diámetro su anchura a un metro y medio provocando un embudo que impide el adecuado curso del agua.
De igual forma, relataron que el suceso del 7 de septiembre finalizó con el "derribo de muros y cancelas" y el agua alcanzó el metro de altura en algunas naves. Solo el tramo horario en el que surgió la tempestad –"era temprano, alrededor de las diez de la noche"– evitó "desgracias humanas".