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Hace dos años denunciábamos desde LucenaHoy el inicio del expolio de las instalaciones de la empresa lucentina Lacados de Sur, situada en la carretera de Puente Genil, junto al cruce de Las Navas. Grupos organizados comenzaban entonces sin ningún tipo de oposición por parte de los propietarios de las naves industriales ni de la autoridad policial el desmantelamiento de las instalaciones de lo que hasta el verano de 2008 fue una de las empresas lucentinas de mayor proyección en el sector de la madera.
Hoy, los miles de metros cuadrados de superficie de las dos naves y el moderno edificio de oficinas están totalmente desguazados y han sido despojados de cualquier elemento de valor. De las instalaciones ha sido sustraído todo el cableado eléctrico, el sistema de ventilación, aire acondicionado y climatización, los sanitarios y griferías, lo que quedaba de materias primas y productos acabados y cualquier resto de lo que un día fue una de las empresas más grandes de la ciudad. A ello se suman los destrozos en la propia construcción, en la que se han arrancado literalmente, pico en mano, hasta los marcos de las puertas algunas de ellas de hasta diez metros de altura y todo tipo de ventanas o elementos metálicos.
Lo último en caer han sido los falsos techos y toda su estructura y las cubiertas, desmontadas en su totalidad para sustraer las planchas de aislantes y las chapas. Ayer, mientras realizábamos este reportaje, tres individuos de nacionalidad rumana dos hombres y una mujer que evitaron aparecer en las imágenes amontonaban junto al hueco en el que hace unos años hubo un muelle de carga un importante número de placas metálicas para introducirlas en una furgoneta y venderlas en una chatarrería. Uno de ellos nos aseguraba que tienen "papeles y permisos", aunque no pudieron mostrarlos y que el material que se llevan "no vale nada" y es "para su casa".
La empresa lucentina Grupo Lacados estaba dedicada a la fabricación de puertas y complementos de cocina en lacado y PVC y llegó a contar con más de un centenar de trabajadores. En mayo de 2008 saltaron a la luz pública sus problemas financieros. La empresa adeudaba importantes cantidades a sus proveedores y casi tres meses de salario a sus 90 empleados. Ante la crisis financiera que atravesaba Grupo Lacados, los sindicatos iniciaron las gestiones para que pudieran extinguirse los contratos de trabajo por causa imputable a la empresa para que los trabajadores pudieran reclamar el cobro de las cantidades adeudadas y solicitar al FOGASA Fondo de Garantía Salarial- la indemnizaciones a que hubiera lugar una vez decretada por la autoridad judicial la extinción formal de sus contratos.
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La empresa intentó buscar la llegada de un inversor externo, pero esta alternativa no llegó a concretarse y Lacados se vió abocada al cierre, siendo la primera gran firma lucentina en sufrir las consecuencias de la situación de crisis que comenzaba a vivir el sector y que ahora se ha hecho extensiva a otras muchas empresas, algunas de las cuales han sufrido la misma suerte. Su moderna maquinaria, de última generación, fue vendida a otras empresas del sector, mientras que sus instalaciones pasaron a ser propiedad del Banco Popular, cayendo en el más absoluto abandono sin que llegaran a concretarse las escasas ofertas de compra de las mismas, algunas de ellas promovidas incluso desde el ayuntamiento a instancias de empresas que intentaron establecerse en Lucena.
Algunas fuentes han señalado a LucenaHoy que llegaron a pedirse hasta cuatro millones de euros por estas naves que hoy, totalmente arrasadas por la acción indiscriminada de los asaltantes ante la desidia de la propiedad y la falta de vigilancia, casi no valen nada. Una situación difícil de entender y que es una muestra más de las pérdidas que acumula la banca como consecuencia de la crisis económica e inmobiliaria, crisis que en última instancia, pagan los ciudadanos de a pie en forma de recortes o ayudas al sector bancario.
Les mostraremos un vídeo de la situación actual de las instalaciones.
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