Porque ningún ser humano es ilegal. Consigna que martillea la conciencia y quiebra los razonamientos asépticos desde el frontispicio de la web de la Red Acoge, una federación que agrupa a 18 organizaciones distribuidas por el territorio nacional. Entre ellas, advertimos a la constituida en Lucena en el año 1995, situada actualmente en el número 28 de la calle Hoya del Molino. La angustiosa emergencia mundial –65 millones de desplazados según el último informe anual del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados– requiere de medidas urgentes y efectivas. Por tal motivo, el Gobierno de España ha aumentado el número de entidades facultadas para amparar a solicitantes de asilo, y entre ellas, como miembro de la mencionada alianza estatal, se inserta Lucena Acoge.
En las negociaciones preliminares, la Red Acoge estima que Lucena podría recibir a un máximo de 12 refugiados. Desde el colectivo local ya se ha activado la preparación del dispositivo preciso para ofrecer protección a personas que, por ejemplo, han contemplado en Siria como se bombardean incubadoras con bebés dentro de ellas, tal y como expone el estremecedor relato del periodista y trabajador humanitario Miguel A. Rodríguez.
Desde Lucena Acoge, se ha difundido un anuncio para adecuar, en régimen de alquiler, una casa o piso con tres habitaciones. Los perfiles de los inmigrantes que se alojarían en la localidad y los recursos disponibles se determinarán en posteriores conversaciones entre el Ministerio de Interior y la Red Acoge.
Por el momento, según informaba recientemente el diario Puente Genil Noticias, en Córdoba residen un centenar de solicitantes de asilo -31 en la capital y 63 en Puente Genil-, procedentes mayoritariamente de Siria, pero también de Ucrania, Pakistán, Palestina, Congo, Guinea Conakri, Camerún, Rusia, Afganistán, Líbano, Mali o Marruecos. En ambos casos, el movimiento internacional Cruz Roja –una de las tres instituciones autorizadas hasta ahora junto a ACCEM y CEAR para gestionar la recepción– ha atendido y tramitado las reubicaciones.
Lucena Acoge se instituyó hace dos décadas y en 1997 obtuvo el reconocimiento provincial de la Junta de Andalucía y de la antecesora de Red Acoge. Su presidente, el sacerdote Manuel Montilla, señala que, aparte de otras actividades como las clases que se imparten de español, talleres sobre roles familiares o la escuela de verano para niños de entre 6 y 12 años, esta asociación tutela dos pisos "de uso normal para migrantes que van viniendo a nuestro pueblo", uno de varones y otro para familias monoparentales. El también delegado diocesano de Migraciones y párroco de Santa Marina de Aguas Santas de Córdoba acentúa el carácter "acogedor" de Lucena y, comprendiendo la difícil coyuntura que todavía se soporta en esta zona, razona que "compartir la crisis" es otra forma de entender la solidaridad.
Un acuerdo plenario, adoptado en la sesión del 29 de septiembre del pasado año, declaraba a Lucena ciudad refugio para ayudar a aquellos que huyen de la guerra y la persecución. La tesitura que se avecina posibilitará materializar y transformar en tangible dicho documento. Solo en este año, 3.120 personas –tal vez más al tiempo que se escribe o lee esta información– se han ahogado en el Mar Mediterráneo mientras navegaban en barcazas hacia un paraíso que en demasiadas ocasiones les cierra las verjas.
"No es un problema de caridad, sino de justicia", han afirmado Carlos Berzosa y Estrella Galán, presidente y secretaria general respectivamente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. El Gobierno de España se ha comprometido a aceptar a casi 16.000 desplazados entre 2016 y 2017. Seres humanos como Mohamad Alshaar, quien el 28 de julio publicaba en www.elperiodico.com una carta en la que narraba su historia. Un joven sirio de 22 años que, acompañando a su hermana embarazada y al marido de esta, lograron llegar a un campo de refugiados en Grecia donde malviven "en condiciones inhumanas". Piden –y lo refleja en su misiva- "una vida digna y un futuro" e, individualmente, "continuar con sus estudios de ingeniero en España, interrumpidos por la guerra". Los bombardeos arrasaron su casa y hubieron de escapar a Turquía. "Los traficantes nos hicieron caminar durante seis horas en la oscuridad, nos llevaron a Grecia en una lancha inflable y nos cobraron 1.000 euros por persona". Introducido por un tímido "por favor", piden asilo en España "Estamos estancados en Grecia, tratados como animales, hay serpientes, escorpiones y arañas venenosas". El conducto y la medicación de Lucena Acoge permitirán ahora cooperar desde cerca con estos emigrantes desvalidos.