El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Lucena, Manuel Lara Cantizani, ha recordado hoy que "en Lucena los nombres de las calles no se ponen a capricho y cuando se decidió poner a una avenida el nombre del poeta Joan Margarit se hizo en base a sus méritos literarios, no políticos".
Lara Cantizani se ha mostrado muy cauto ante los medios en relación con esta polémica ciudadana a la que ayer se sumaba el Partido Popular, solicitando "la convocatoria urgente por parte del Alcalde de la Comisión de Nominación de Calles del Ayuntamiento de Lucena en la que se acuerde la retirada de inmediato a D. Joan Margarit el privilegio que tiene en Lucena de contar con una avenida que lleva su nombre".
Según Lara "existe una comisión que es la que se tiene que pronunciar, y hasta que no se pronuncie esta comisión todo lo que se diga no servirá para nada". Lara no ha querido expresar su opinión personal, indicando que "será la que se decida en la comisión de nominación de calles", aunque se ha manifestado que "dados estos momentos de convulsión que tenemos en España, considero que, para empezar, no es recomendable echar más leña al fuego".
Por último el edil socialista ha indicado que "yo ni siquiera participo en la comisión de calles, y quiero dejar muy claro que en Lucena los nombres de las calles los pone el pleno, yo ni pongo ni quito nombres".
MÁS DE 700 FIRMAS RECOGIDAS
Como adelantaba ayer este periódico, varios ciudadanos han puesto en marcha una campaña de recogida de firmas, que a medio día de hoy ya había recogido más de 500 adhesiones según sus promotores y otras 250 a través de la plataforma "Change.org".
El artículo que ha generado esta polémica lleva por título "La cultura, en la encrucijada del proceso soberanista", y fue publicado por el diario El Mundo este fin de semana. En el mismo, narradores, poetas, filósofos y editores debaten sobre el conflicto en Cataluña desde distintas perspectivas.
En el artículo el poeta catalán asegura: "Estamos en un gravísimo problema político que España ha volcado sobre los hombros del fiscal general del Estado. Algo tremendo porque rompe la sagrada separación de poderes. Quiero quitarme de encima al PP, a los militares, a los socialistas con Felipe González al frente... Yo me quiero ir de España, aunque no de mis amigos. Lo único bueno que me dio el franquismo es el castellano. Lo demás es miserable».
