La compra de los terrenos de Morana está más cerca. El pasado martes se reunían el alcalde de Lucena, Juan Pérez, y el propietario de los suelos, para retomar las conversaciones tras el visto bueno de la Comisión Provincial de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía a la segregación de los terrenos del yacimiento ibero-romano del resto de la finca en la que se encuentran.
Juan Pérez ha indicado a LucenaHoy que el encuentro fue "muy cordial" y sirvió para refrendar la "excelente disposición" del propietario a cerrar la venta de los suelos, otorgando al Ayuntamiento de Lucena las facilidades necesarias para que el trámite pueda desarrollarse este mismo año, mediante un fraccionamiento de los pagos. Según el regidor lucentino sería la cuantía concreta de los pagos y el número de anualidades el único tema por terminar de definir en una última reunión, una vez informados el resto de portavoces municipales.
Los Presupuestos Municipales para 2022 recién aprobados no incluyen ninguna partida para este fin, y emplaza la compra a los años 2023 y 2024, con una inversión de 120.000 y 111.622 euros respectivamente –231.622 euros en total–. No obstante, Pérez ha mostrado su disposición a "estudiar" si podría acelerarse la compra mediante una aportación inicial este mismo año.
Situada en la carretera de Jauja, y catalogada como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía desde hace más de veinte años, la adquisición y puesta en valor de esta fortificación íbero-romana, que se extiende sobre una superficie de unas 15 hectáreas, está en la agenda del Consistorio lucentino desde hace décadas. La positiva experiencia que ha supuesto la puesta en valor de otros yacimientos similares en el sur de la provincia como Torreparedones en Baena, el Cerro de las Cabezas en Fuente Tójar, Cerro de la Cruz y El ruedo, en Almedinilla, o la villa romana de Fuente Álamo en Puente Genil, han animado a sucesivos equipos de gobierno a abordar este proyecto.
El ayuntamiento llevó a cabo en 2006 el deslinde de los terrenos, la planimetría de la zona y la valoración económica de los cuatro sectores en los que se divide, e inició un expediente de segregación para facilitar un acuerdo con los propietarios de esta zona arqueológica, aunque la mayor parte del terreno corresponde a un solo dueño, residente en Córdoba, con el que ya se han mantenido conversaciones y existe un principio de acuerdo.
Juan Pérez recordaba recientemente que sería interesante poder cerrar esta compra, tanto por el valor histórico y patrimonial de los terrenos como por su componente paisajístico y de ocio y las oportunidades que ofrecería para el turismo en los próximos años, una vez excavado. Par ello se podría contar con escuelas-taller, talleres de empleo, personal de programas de empleo como el Emplea Joven o campamentos de verano.