El "efecto Moreno Bonilla", el planteamiento de estas elecciones por los dos grandes partidos nacionales como un refrendo o castigo a las políticas de Pedro Sánchez, y el evidente desgaste de un equipo de gobierno municipal socialista que no ha sido capaz de ilusionar con su programa ni con los retoques de su candidatura, son algunas de las claves que permiten explicar una jornada electoral histórica, en la que el Partido Popular, liderado por un Aurelio Fernández en meteórico ascenso, conseguía una holgada victoria que pone fin a 24 años de gobiernos socialistas en Lucena y queda ya registrada como el mejor resultado de esta formación en nuestra ciudad desde que existe con esta nomenclatura.
Los populares consiguen con sus 8.924 votos –un 44,23% del total– diez concejales, cuatro más que en la actualidad, e intercambian papeles con el PSOE, que justamente pasa de diez a seis, al obtener 5.690 sufragios –el 28,20% del voto escrutado frente al 41,23 % obtenido en 2019–, que son su dato más bajo en unas municipales desde 1995, aunque entonces les valió para conseguir 8 ediles.
UN POSIBLE GOBIERNO SIN MAYORÍA
A idéntica situación de reparto de fuerzas cabe atribuirle la misma solución de gobierno. Así, como ya dejó entrever Aurelio Fernández en la noche electoral, el PP no necesitará alcanzar acuerdos de calado con otras formaciones políticas para superar la investidura y formar el nuevo gobierno municipal, limitándose a buscar en el resto de grupos acuerdos puntuales y situaciones de consenso, que, por otra parte, son norma común en la resolución de la inmensa mayoría de los temas que pasan por los plenos municipales, más allá de las mociones de carácter estrictamente político.
En el PSOE las preocupaciones serán otras. De los seis ediles que ocuparán escaño en el nuevo plenario, solo tres tienen experiencia política para desarrollar la labor de liderar la oposición y renovar al partido para dentro de cuatro años. Juan Pérez –que llegaba a la campaña con el handicap de la afonía derivada de una reciente operación quirúrgica que le ha obligado a dosificar sus actuaciones– anunció durante la campaña que seguirá al frente de la formación en el pleno y Teresa Alonso se vislumbra como el futuro.
SABOR AGRIDULCE EN CIUDADANOS
Ciudadanos se consolida como tercera fuerza política con 2.364 papeletas y un 11,71% de porcentaje de voto. Un resultado que deja un sabor agridulce para un Jesús López que derrochó entusiasmo junto a los componentes de su candidatura durante la campaña, luchando contra el creciente descrédito de la marca electoral a nivel nacional, que ha llevado a la formación naranja a perder la práctica totalidad de su poder institucional. De una parte, esos 2.364 apoyos son su mejor dato electoral en unas elecciones municipales en Lucena, de otra, están por debajo de lo que muchos esperaban y, presumiblemente, no les servirán para ser llave de una mayoría ante la importancia de la victoria obtenida por el PP, que también podrá jugar con la posibilidad de mirar a Vox para obtener apoyos puntuales.
También revalida su cuarta posición Vox, que no quiso valorar sus resultados en la noche electoral. Los 1.674 votos conseguidos –un 8,29%– empeoran sus resultados de 2019, pero les permiten mantener intacta su representación actual, a pesar de la convulsa situación del partido a nivel local y provincial y de una campaña en la que ni siquiera han llegado a presentar formalmente su candidatura y apenas se han prodigado en actos públicos.
IUCA, que tampoco tuvo una presencia pública destacada durante la campaña, mantiene sus resultados en apoyos y porcentaje de votos respecto a 2019 –con 1.181 sufragios y un 5,85%– y Miguel Villa seguirá llevando la voz de la coalición de izquierdas al plenario como único representante.
Finalmente, la formación independiente Futuro Lucena, liderada por Esteban Lara, su resultado es meramente testimonial, con 132 votos, un 0,65% del total.
GIRO A LA DERECHA
Así las cosas, las elecciones municipales dejan en Lucena una corporación que define un evidente y marcado giro hacia la derecha, representada por los 14 ediles de PP, Ciudadanos y Vox, quedando relegada la izquierda a 7 representantes, justo un tercio de la composición del pleno.
En cuanto a la participación, pese a una campaña principalmente propositiva, ajena a cualquier tipo de controversia e incluso un tanto anodina, los lucentinos acudieron a su cita con las urnas en mayor medida que en las últimas citas. Un total de 20.439 ciudadanos ejercieron su derecho al voto, lo que supone un 61,41% –casi cuatro puntos más que en 2019, cuando solo votaron 19.010 personas–. La abstención se quedó en el 38,58% y todos los partidos harían bien en preguntarse porqué casi 13.000 ciudadanos se quedaron en casa.
La nueva corporación municipal se constituirá el próximo 17 de junio. Entre tanto, el actual equipo de gobierno socialista queda en funciones y preparará la entrega del poder a los populares.