Durante esta semana les ofreceremos una serie de entrevistas con las que pretendemos acercanos a distintas vertientes del problema de la violencia de género desde la perspectiva de quienes trabajan diariamente con esta lacra social. Abrimos este ciclo de entrevistas con José Oteros, psicologo del Centro Municipal de Información a la Mujer, con una dilatada experiencia en el tratamiento de mujeres maltratadas.
-¿Qué situaciones o características personales llevan a un hombre a ejercer violencia sobre una mujer?
- Sabemos por investigaciones y estudios que no existe un perfil de hombre maltratador, pero sí que hay unos elementos comunes que tienen todos los agresores: que son machistas y que son manipuladores. Eso es lo que sí han podido determinar las ciencias sociales. Luego pueden tener un nivel educativo alto, pueden estar en el analfabetismo, pueden tener mucho dinero, tener poco, ser de extranjeros, ser españoles, eso no es relevante. Los únicos elementos comunes son esos dos que he comentado.
- ¿Qué hace que muchas mujeres víctimas de malos tratos permanezcan junto a su agresor?
- Lo primero es entender que desde que empieza la relación de pareja el agresor va tejiendo una tela de araña invisible en la que la víctima va quedando atrapada. Hay autoras que en lugar de usar esta teoría de la tela de araña, usan lo que llaman el laberinto patriarcal, que sería como tres muros concéntricos de cristal que te permiten ver lo que hay fuera, pero a los que te ves abocado por determinadas circunstancias, entre ellas, por ejemplo, por el modelo de amor, que es por lo que luchamos tanto en desmontar el modelo hegemónico que existe, que es insano.
En otras ocasiones también puede ocurrir que no escapen por miedo o por dependencia económica porque no han podido trabajar. Yo tengo casos en los que la mujer ha sido descapitalizada. La han cargado de préstamos o le han quitado la herencia de sus propios padres o madres. Entonces te ves con hijos, que no tienes dónde ir, que no puedes firmar un prestamo o una hipoteca. Muchas veces, cuando voy a los institutos, paso un cuestionario con una serie de mitos y la primeras cuestiones era: Las mujeres víctimas de violencia que no se separan son tontas o consiguen algo a cambio. Si no fuese así se separarían o se marcharían de casa. Parece obvio que lo lógico es salir de esa situación pero la realidad es que dajar atrás una relación de violencia de género es muy difícil.
No existe un perfil de hombre maltratador, pero sí que hay unos elementos comunes que tienen todos los agresores: que son machistas y que son manipuladores.
- ¿Cuales son las principales secuelas que deja la violencia de género en una mujer y en sus hijos?
- La primera y fundamental es la baja autoestima. De hecho, cuando explicamos la teoría de la violencia, explicamos a cada peldaño que asciende la violencia, va bajando la autoestima de la mujer. El problema es que la autoestima es el colchón emocional de una mujer. Lo que le va a dar fuerza, seguridad, confianza para tomar decisiones o para salir de ahí. Luego puede afectar con síntomas ansiosos o depresivos. Puede haber estrés postraumático, si ha habido agresiones fuertes que hayan creado algún tipo de trauma o dependencia emocional.
Otra característica de la violencia es el aislamiento. El agresor va aislando a la víctima. Hace es que no tenga una red de apoyo y deba recomenzar de cero, con lo cual también se hace muy difícil relacionarse con los demás. Puede afectar la asertividad, etc. Respecto a los niños y niñas, no podemos decir uno más uno son dos. No podemos decir que un niño que haya presenciado violencia de género en su casa vaya a convertirse en un maltratador, ni una niña en una víctima, pero sí que hay muchas probabilidades. Por eso, ese mito de que "estoy aguantando por mi hijo o por mi hija", hay que romperlo, porque un padre que es agresor, que maltrata, no tiene nada bueno que enseñarle a esos hijos, sino todo lo contrario. Les puede provocar un daño. Son niños que suelen tener terrores nocturnos, bajo autoestima. Son niños que no viven una infancia normal.
El agresor va aislando a la víctima. Hace es que no tenga una red de apoyo y deba recomenzar de cero
- ¿Hasta qué punto las personas que ejercen violencia pueden cambiar?
- Aquí la cuestión importante que hay que entender es que con los agresores no se hace terapia psicológica. El tratamiento que habría sería la reeducación y solo se hace con algunos condenados dentro de prisión o en libertad vigilada a los que el juez o la jueza les ha impuesto acudir a alguno de estos programas. Pero eso es la punta del iceberg, eso es nada. Quiere decir esto, y esto lo dije yo hace poco en una comparecencia en el Parlamento Andaluz, que con los agresores no estamos interviniendo, entonces no van a cambiar. Porque para cambiar se tienen que dar dos circunstancias: que yo me dé cuenta de que tengo un problema y que lo quiera cambiar. Y los agresores, normalmente, no ven que el problema sea en ellos. El problema eres tú, que eres una puta, una guarra, una tal, una pascual. Que tu familia tal o cual, que me provocas, que me sacas de mis casillas sabiendo cómo soy. Siempre van a echar balones fuera. Ya decíamos al principio que son muy manipuladores
- ¿Cómo afecta a este problema la ola negacionista sobre la violencia de género propugnada desde algunas formaciones políticas o colectivos?
- Pues estamos notando un claro empeoramiento, porque además creemos que lo que ocurre luego en internet, en los medios de comunicación o en las redes sociales, no repercute en la vida de las personas. Y sí que repercute. Se está alentando a muchos agresores que piensan: "No estamos solos". Hay toda una fauna que está justificando a los agresores en sus propios comportamientos, diciendo que las mujeres ya no son como eran antes, que esta sociedad se está cargando al hombre de verdad y a la mujer de verdad. Están creando un caldo de cultivo que está revolucionando la violencia. Llevamos años notando un aumento de la violencia y lo que nos espera de aquí en adelante con este tipo de grupos de la 'machosfera' va a ser mucho peor. De hecho, tenemos muchos casos de violencia en la juventud, incluso siendo menores de edad.
Hay toda una fauna que está justificando a los agresores en sus propios comportamientos. Llevamos años notando un aumento de la violencia y lo que nos espera con este tipo de grupos de la 'machosfera' va a ser mucho peor.
- ¿Son los adolescentes conscientes de estar ante una situacion de violencia en sus relaciones de pareja?. Hay estudios alarmantes sobre este tema.
- Claro. Primero porque cuando aparece la violencia en una relación, lo hace bajo el paraguas del amor. Entonces aparecen una serie de justificaciones. Hace unos días comentaba yo el vídeo de un chico influencer que controla a su pareja el Instagram. Tiene el Instagram de la chica en su móvil, le tiene puesta una ubicación GPS y se planta en la ciudad en la que está de Erasmus por sorpresa y la chica se descompone. Pero es que luego hace un vídeo, justificándose, porque mucha gente le dice que es un acosador, y en ese vídeo confiesa todas las conductas de control y de acoso que tiene y diciendo todo el rato: ¿Pero que os creéis, que yo soy tonto, que yo no voy a asegurarme de que mi novia me sea fiel?". Y además encubriéndolo como que eso es amor, eso es querer a tu pareja, que tenga la pared empapelada con fotos tuyas para que sepa que tiene un novio y que el novio eres tú. Ellos lo venden a las chicas como pruebas de amor. Son manipuladores. Y es que el maltratador no empieza a serlo con 40 años, el maltratador empieza como el arbolito, desde chiquito. Si te has criado de una determinada manera, con determinados valores, pues al final te empiezas a comportar muy pronto así".
El maltratador no empieza a serlo con 40 años, el maltratador empieza como el arbolito, desde chiquito.
- ¿Qué diría a aquellos que lanzan la idea de que las medidas que se adoptan no son efectivas porque no se traducen en la disminución del número de víctimas de violencia machista?
- Es importante poner de relieve que hay un grupo de hombre, sobre todo también dentro de una cierta línea política o de alguna gente que está en medios y tiene un gran altavoz que van difundiendo la historia de: "Bueno, como esto no sirve, vamos a quitarlo, vamos a quitar la Ley de Violencia", sin acordarse de Ana Orantes y de tantas y tantas víctimas mortales de violencia de género. Ese es el discurso torticero para seguir teniendo privilegios, seguir violentando a la mujer sin tener ninguna consecuencia. La realidad es que lo que nos hace falta es educación sexual integral desde la etapa infantil. Sin embargo, cuando la gente escucha 'sexual', se lleva las manos a la cabeza porque no saben que consiste.
La educación sexual integral empieza con el trabajo en inteligencia emocional, es decir, con construirnos como personas, con trabajarnos el respeto, la confianza, la responsabilidad afectiva. Si hasta cuarto de la ESO no vamos a dar un taller sobre violencia, ya hemos perdido 15 años. Es decir, no hay un sustrato en el que pueda florecer esa semilla. Sin embargo, unos chicos, unas chicas que desde pequeños han estado trabajando su sistema emocional, han estado trabajando el respeto, la responsabilidad afectiva, los vínculos... cuando llegas con esa charla va a calar y va a funcionar.
Hace falta mucha más coeducación y mucho trabajo de sensibilización. Durante muchas décadas nos hemos dedicado a sensibilizar a las víctimas y las víctimas ya están sensibilizadas. Por eso cada vez hay más de denuncias o los datos aumentan. No es solo que haya más violencia, sino que también las mujeres se sensibilizan más, o aguantan menos y denuncian más. Y eso es un éxito del sistema, aunque tenga fallos, pero que nuestra legislación sigue siendo un referente a nivel mundial pese a sus taras, porque también hay taras que tenemos que mejorar.
Hace falta mucha más coeducación y mucho trabajo de sensibilización. Durante muchas décadas nos hemos dedicado a sensibilizar a las víctimas y las víctimas ya están sensibilizadas
- Por último, ¿cuál es la evoluciónd el problema de la violencia de género a nivel local?
- Si te sirve de respuesta que yo no doy abasto. Hay muchos casos y faltan recursos, faltan personas para atender todo el volumen de violencia. Hay muchas denuncias, pero es que también hay muchas mujeres a las que ofrecemos asesoramiento psicológico o asistencia jurídica y que no han denunciado nunca. Todo ese volumen de mujeres no consta en las estadísticas oficiales del Ministerio de Interior. Hay un gran volumen de trabajo y haría falta contar con mas recursos y seguir luchando contra esto. Esto no es cosa de Igualdad o del Centro de la Mujer, esto es un problema social, un problema de salud pública.