José Antonio Sánchez

¿Para qué sirven los impuestos que pagamos?

03 de Octubre de 2024
Congreso de los Diputados
Congreso de los Diputados

En España, 18 mujeres mueren cada día por cáncer metastásico y 6.500 fallecen al año. Nuevos medicamentos como Enhertu y Troveldi ofrecen buenas perspectivas y años de supervivencia.

A Raquel Díez Izquierdo le diagnosticaron cáncer de mama en el año 2011. Cinco años después, desarrolló una metástasis. Hasta el año 2022 siguió diferentes líneas de tratamiento que le dejaron de funcionar, a finales de 2023 cuando comenzó a sentirse muy mal físicamente su oncóloga le recomendó el tratamiento con Ehertu, uno de los dos medicamentos, junto a Trodelvy, que tienen una eficacia científicamente probada y ofrecen una mejora considerable en la esperanza y calidad de vida de las pacientes, pero que no están subvencionados por la Sanidad pública. Es un tratamiento poco asumible, cuenta Raquel, “porque te arrastra a la pobreza a ti y a toda tu familia". Cada ciclo con este fármaco cuesta 5.500 euros y se administra cada 21 días, lo que supone más de 95.500 euros al año.

El pasado 24 de septiembre un grupo de paciente, con el desgarrado grito “nos estamos muriendo” presentaron en el Senado su demanda para obtener financiación para el tratamiento con Enhertu Trodelvy, que han sido aprobados en Europa y que ofrecen una supervivencia media de 23 meses. Los senadores han mostrado un compromiso unánime con esta causa.

El 26 de septiembre, la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos da luz verde a la financiación de estos medicamentos. Así, se expresaba Victoria, una paciente, "Tenemos la emoción a flor de piel. Es un halo de esperanza, hay muchas compañeras que han hipotecado su casa o la han vendido. Se van a beneficiar un 70% de las pacientes de cáncer de mama metastásico. Supone vida, arañar hasta dos años, y entonces puede salir otra medicación hasta cronificar nuestra enfermedad", explicaba emocionada.

Es esta una de las situaciones que hacen que nos sintamos orgullosos de vivir en un país que es capaz de mirar hacia los que su mayor patrimonio, quizás el único, son los servicios públicos que el Estado les garantiza, servicios financiados con los impuestos que pagamos todas y todos. Estas mujeres, que tenían que decidir entre una muerte inminente o el empobrecimiento de su familia, ¡no tienen bastante con el sufrimiento de su enfermedad!; hoy se sienten libres de parte de esa carga. Han conquistado una cota de libertad de la buena, una libertad que nada tiene que ver con la del “carajo” de Milei, ni las cañitas de Ayuso. Es la ¡LIBERTAD DE VIVIR!

Jurgen Kloop, considerado uno de los mejores entrenadores de futbol de la historia decía: “nunca votaré a quien prometa bajarles los impuestos a los ricos”. ¡Pues eso!

José Antonio Sánchez Jiménez

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