Como en cada convocatoria de elecciones, desde 1982, este 23 de julio fui apoderado de mi organización política en un colegio electoral, lo que significa que pasé la mayor parte del día, junto a los miembros de las mesas y representantes de otros partidos, observando el ir y venir de la ciudadanía que acudía a participar de la fiesta de la democracia. Igual que en ejercicios anteriores saludé a mucha gente que casi solo veo en estos acontecimientos, y celebro, sobre todo, el encuentro con alumnas y alumnos que lo fueron hace muchos años. Un buen día de relaciones humanas.
Pero la imagen que quiero evocar es la de tantas personas mayores que, algunas en silla de ruedas, aguantaron la larga cola y el calor para depositar sus votos en las urnas. En contraste me llamó la atención, esto no implica ningún juicio de valor, dos jóvenes miembros de una mesa que cuando llegó su turno dijeron que no votaban.
Se abren las urnas y ya estoy más pendiente de las encuestas que adelantan sus resultados que del conteo de las papeletas. Por cierto, de los institutos demoscópicos habría mucho que comentar pero no solo se equivoca Tezanos.
Ya en mi casa sigo la noche electoral, y como este relato quiero que sea corto y en clave local finalizo señalando el brutal apoyo, casi el 45 por ciento de los votos, que las lucentinas y lucentinos han dado al Partido Popular liderado por nuestro alcalde Aurelio Fernández. ¡Enhorabuena!.