Hace dos meses hablamos del 22 de octubre de 1755, día de gran fiesta en nuestra ciudad, porque se bendijo la iglesia de San Juan Bautista y hospital de San Juan de Dios y, con tal motivo, hubo una procesión a la que asistieron el clero, comunidades religiosas, cofradías, el Santo Oficio y el Ayuntamiento de la localidad, que estuvieron acompañados por el Regimiento de Dragones de Edimburgo (cuyo destacamento en Lucena, por cierto, tenía como cirujano mayor al padre de Juan de Aréjula). Para finalizar las fiestas, se le hizo un «Víctor Público» a Fray Alonso de Jesús y Ortega, pues sin su patrocinio la iglesia no se hubiera construido; así, la comunidad local de la orden le nombró Patrono.
Merecidísimos todos estos honores para Fray Alonso de Jesús y Ortega, que nació en Lucena hace 325 años, el 14 de marzo de 1696; pues había puesto todo su esfuerzo para que los religiosos actuaran con el Estado con el fin de asistir a los soldados en las guerras y a los pueblos en las epidemias, con personas formadas de manera profesional; y había conseguido que se construyeran doce nuevos hospitales para su congregación hospitalaria, por la que pasaron en estos años más de 450 000 enfermos (solamente un 15 % falleció). El más importante de estos hospitales fue el de Granada, que también se celebró el 27 de septiembre de 1757 grandiosamente.
En cuanto a sus cargos, Fray Alonso de Jesús fue procurador de los hospitales de Lucena y Sanlúcar de Barrameda, prior de Priego, Sevilla y Granada, entre otros. En 1737 fue ministro titular del Santo Oficio de Córdoba y, posteriormente, de los de Madrid y Granada, y por el Exponi Nobis (1741-1757) de Benedicto XIV se le nombró superior general perpetuo. Entre sus disposiciones, cabe destacar la de enviar religiosos a las universidades para que hicieran carreras eclesiásticas y de Medicina y Cirugía.
Falleció el 22 de agosto de 1771. Entonces, según indica la Real Academia de Historia, la Congregación española contaba con decenas de hospitales y con mil trescientos religiosos distribuidos en nueve provincias. Le llamaron El Magno, y con motivo.
Los hospitales son precisamente los edificios que más necesitamos y la medicina es la ciencia en la que tenemos más esperanza; en 2021, 250 años después de su muerte, vale la pena recordarlo con los hechos de este insigne lucentino.