Dieciséis voluntarios de la ONG Infancia Solidaria parten hoy hacia Kenia con el objetivo de consolidar el nuevo proyecto de la asociación humanitaria lucentina, la financiación de una escuela infantil en la ciudad de Lamu.
Sesenta niños de 0 a 7 años se beneficiarán de esta iniciativa, que busca el mantenimiento de un proyecto puesto en marcha por otro colectivo, Anidan, que también trabaja sobre el terreno en favor de los niños africanos, y que mantiene en Lamu una casa de acogida, un hospital y un programa de ayuda a la comunidad que incluye esta guardería que iba a ser cerrada por falta de presupuesto para su mantenimiento, según ha explicado el responsable de ‘Infancia Solidaria’, Ángel Parejo.
Parejo ha señalado que la delegación de la ong la forman principalmente voluntarios, entre los que figuran algunos de los médicos y personal sanitario que ha participado en las intervenciones de los niños que Infancia Solidaria trae hasta España para ser operados de dolencias que en su país no pueden ser tratadas y familias de acogida. "Todos ellos se pagan sus viajes y gastos de estancia" precisa Parejo, que señala que buena parte del equipaje con el que viajarán a Kenia estará formado por juegos didácticos y material escolar recabado por la ONG durante los últimos meses para esta escuela infantil mediante una campaña de captación desarrollada sobre todo en Lucena.
"Nuestra intención es la de asumir el mantenimiento de esta guardería, que tiene un coste anual de unos 12.500 euros y supone un importante recurso para los 60 alumnos que asisten a la misma, en su mayoría niños huérfanos o procedentes de familias desestructuradas", afirma Ángel Parejo, inasequible al desaliento y siempre dispuesto a asumir nuevos retos al frente de Infancia Solidaria pese a reveses como la misteriosa desaparición de una madre y su hijo días antes de la fecha prevista para su vuelta a Kenia y tras una dilatada permanencia en Córdoba, donde el pequeño fue intervenido hasta en tres ocasiones de un grave problema cardiaco.
"Ahora solo pensamos en que van a ser dos semanas de intenso trabajo, a las que nuestros voluntarios dedicarán parte de sus vacaciones", indica ángel Parejo, que destaca que la labor no concluye con la puesta en marcha de la guardería, sino que deberá continuar después, de vuelta a España, con nuevas iniciativas que permitan mantener su actividad en el tiempo. "Tenemos la intención de promover un programa de apadrinamiento de cada uno de los niños de la escuela, más allá de su permanencia en la guardería, que les permita continuar sus estudios", expone el responsable de la ONG lucentina.