A punto de cumplir un siglo dando la hora a Lucena desde su atalaya en la Plaza Nueva del municipio, el reloj instalado en la torre anexa a la Casa Consistorial busca relojero. El Ayuntamiento lucentino ha puesto en marcha un concurso público para la contratación de su mantenimiento, reparación y conservación.
El concurso despeja las dudas surgidas hace algún tiempo, cuando el consistorio incluso se interesó por la posibilidad de sustituir este reloj por uno electrónico y conservar el actual en alguna dependencia municipal.
Según informa el Consistorio, será la primera vez en la historia de este elemento singular del patrimonio material lucentino en la que la Concejalía de Servicios Operativos sale al mercado en busca de un relojero que asuma a partir de ahora las funciones propias de mantener en hora el reloj, unos trabajos que hasta ahora han venido desarrollado diferentes maestros relojeros de la ciudad, primero la familia Roldán y en los últimos 45 años el Taller de Relojería Vigo, que desde que desapareció la empresa fabricante incluso han hecho frente a las averías elaborando de forma artesanal las piezas necesarias.
Joaquín Vigo asegura que son pocas las empresas que se siguen dedicando a la reparación de este tipo de relojes históricos. Su familia lleva media vida haciéndolo, y actualmente se encarga de media docena de ejemplares de estas características, en su mayoría con un siglo de edad, en municipios como Fernán Núñez, Osuna, Archidona o Lucena. No obstante, todo apunta a que este último dejará de estar bajo su atención. Y es que el precio de licitación establecido para el concurso es incluso inferior al actual, inamovible desde hace varios años.
El reloj de la Plaza Nueva de Lucena está compuesto por maquinaria mecánica de carrillón formada por tres pesas, campanas y cuatro esferas. Data de 1928, fabricado por la empresa Roses Hermanos, de Valencia y precisa darle cuerda semanalmente. Los trabajos que pretende contratar el Ayuntamiento tienen por objeto la conservación de los relojes en óptimas condiciones de funcionamiento, incluyendo el mantenimiento preventivo, detectando posibles causas de avería y el emprendiendo las actuaciones oportunas para evitar que se produzcan.
El nuevo contrato municipal trata de recuperar uno de los elementos del reloj actualmente sin actividad. Se trata de la bola que corona el templete de la torre, cuyo mantenimiento y programación se incluye en el pliego de licitación para conseguir que baje justo antes de sonar los cuatro cuartos previos a las doce campanadas del 31 de diciembre, en Nochevieja.
Entrando al detalle, los técnicos municipales estipulan, en un plazo trimestral, la verificación, engrase y limpieza necesaria de la maquinaria del reloj, y semestral en el caso de las campanas. Además, el relojero deberá velar por la correcta iluminación de las esferas, cuidando su adecuación, su estabilidad y estado de la numeración y agujas, así como del sincronismo horario de las mismas.
Los elementos o piezas que formen parte de los relojes, que sea necesario adquirir o fabricar para un correcto funcionamiento, por ser necesaria su sustitución por motivo de avería, desgaste, rotura u otros, quedan excluidos del contrato de mantenimiento.
Las empresas interesadas en participar en este expediente de contratación disponen hasta el 12 de julio para presentación de sus ofertas. Parte con un presupuesto inicial de 8.144 euros y un plazo de duración de dos años.