Los conceptos educativos trascienden convenientemente de las aulas cuando el aprendizaje redunda en beneficios para la comunidad. Desde hace cuatro años, los valores humanos rezuman con radiante intensidad en el IES Sierra de Aras a medida que se aproximan desde Oriente los Reyes Magos. La campaña de recogida de juguetes y la consiguiente reparación hasta envolverlos con delicadeza es solidaridad genuina y reporta felicidad a los destinatarios últimos, lecciones vitales y reflexivas a los alumnos del grupo de 4º de ESO que tutela Teresa Sánchez y un ejemplo inestimable a sus compañeros de instituto y, más ampliamente, a los jóvenes lucentinos.
Los aproximadamente 600 juegos de mesa, cocinitas, balones, maletines de dibujo, mochilas y muñecas que, en esta ocasión, se distribuyeron entre la Fundación Acuarela de Barrios, Cruz Roja, Cáritas Parroquial de la Sagrada Familia, Ayuda a la Humanidad y Lucena Acoge constatan que colectivos de variopinto origen actúan y se movilizan por un mismo fin: templar el sufrimiento de los menos favorecidos de la sociedad y, en definitiva, hacer la vida más agradable a nuestros vecinos. Y, por extensión, se ratifica que las dificultades económicas permanecen rígidas en demasiadas familias de Lucena y actitudes como las del claustro y cuerpo de estudiantes del IES Sierra de Aras resultan esenciales por su resultado y, paralelamente, por el potencial contagio que arrastran.
Durante el primer trimestre del curso, en la conserjería del centro educativo ubicado en la calle María Zambrano se han admitido y agradecido la entrega de juguetes estropeados o en desuso. Los alumnos de Tecnología, prestos e embriagados por la ilusión que transmitirán directamente en la noche del 5 de enero, los han adecentado y preparado adecuadamente para que Melchor, Gaspar y Baltasar puedan responder a cientos de cartas que revelan la limpia ingenuidad que arropa a los niños.
El objetivo primario de esta actividad complementaria se sintetiza en el lema seleccionado para divulgar la acción: Ningún niño sin juguete. Una frase sencilla, categórica y rasa que ni siquiera precisa de verbo para despertar conciencias y acercarnos a realidad que se expone y atenúa en el Sierra de Aras.