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Cuatro siglos plasmados en un lugar de culto. El colectivo cultural "Ciudad Abierta" abrió este sábado su exposición a la sociedad con una conferencia y una visita guiada en el templo de San Pedro Mártir. Un numeroso público acudió a la cita. Los agentes implicados en la reimplantación del templo comentaron los distintos procesos efectuados. En palabras de Manuel Roldán Fernández, quien junto con su padre Manuel Roldán del Valle, redactaron el proyecto de la obra, la iglesia lucentina representa "una concatenación histórica" de estilos y formas.
Sara García Campaña, una de los miembros de "Ciudad Abierta", habló en primer lugar y dijo que la actividad estaba encuadrada en la línea de trabajo "Conoce Nuestra Ciudad". En este programa, los autores de los proyectos de edificios de interés general se pronuncian sobre sus creaciones.
Felipe S. Romero, decano del Colegio de Arquitectos de Córdoba, apadrinó a la asociación y subrayó que se trataba de un acto "muy propio" de su institución. "Es la primera vez que el colegio sale fuera de la ciudad de Córdoba a apoyar a un colectivo; es digno de alabar lo que hace "Ciudad Abierta". El decano reveló que cursó su carrera académica junto a Manuel Roldán del Valle e incluso compartieron vivienda. César del Espino García, integrante del incipiente grupo de arquitectos, presentó a los intervinientes y calificó de "un acto casi de heroísmo" la recuperación de San Pedro Mártir.
Posteriormente, Manuel Roldán del Valle y Manuel Roldán Fernández, fundadores de Roldán Arquitectos, explicaron las fases de la reconstrucción del templo. También participó en la conferencia, Francisco Peñalver Córdoba, en representación de la empresa constructora.
Los ponentes utilizaron, durante su alocución, numerosas diapositivas reveladoras en las que mostraron tanto los documentos de los que se ayudaron para estudiar el encargo como las etapas consumadas.
En otra época de crisis, San Pedro Mártir se construyó en el año 1627, tomando como referencia la fachada de la Iglesia del Gesú de Roma, un templo jesuita. La portada, la espadaña y el retablo del templo son del siglo XVIII, unos años en los que el modo barroco recarga las iglesias
Los muros originales han servido de fuente documental para recuperar la historia. La desamortización de Mendizábal, sucedida en 1836, provocó la clausura de San Pedro Mártir y la marcha de los dominicos. La Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno se amplió con un segundo cuerpo y el edificio contiguo se derrumbó.
En la década de los cincuenta del siglo XX, hubo un intento de recuperación incompleto. San Pedro Mártir incluye elementos de los siglos XVII, XVIII, XIX y, ahora, XXI. La Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno instó a los redactores del plan a reconstruirla tal cual era, según aseguró Manuel Roldán Fernández.
El primer cuerpo de la capilla pertenece al siglo XVIII. Un siglo más tarde se cerró el convento con el segundo cuerpo y se abrió la capilla al llanete.
Las señales aportadas por los muros revelan el nivel del coro, las cornisas, la altura del primer cuerpo, las tribunas, los restos del retablo, la nave principal y las dos laterales.
Aunque en un primer momento, la idea concebida apuntaba a una bóveda de crucerías, las pechinas encontradas posteriormente confirmaron la existencia de una bóveda elíptica.
Manuel Roldán Fernández subrayó que el trabajo de campo ha sido "muy importante" y que lo último siempre fue "eliminar los elementos originales". Roldán del Valle manifestó que una iglesia de Jauja y otra de Encinas Reales están inspiradas en San Pedro Mártir y ambas integran bóvedas elípticas.
A pesar de que la misión era "muy precisa", los arquitectos agregaron toques contemporáneos externos, como la caja contenedora de la vivienda de los sacristanes, un parte que "se pone encima de su propia historia porque guarda un muro del siglo XVIII que la sujeta y le da sentido". Manuel Roldán del Valle agregó que así se resalta más la Capilla de Jesús.
El proyecto obligaba a la construcción de un sótano, 500 columbarios, una iglesia, un museo, un salón de actos y una casa para los sacristanes. El perímetro del sótano es del siglo XVII. "Fuera, el proyecto cambia, se transforma y genera nuevos espacios y usos", sostuvo Manuel Roldán Fernández. Su padre comentó que "el hilo conductor de San Pedro Mártir es una escalera exterior, típica de las iglesias conventuales, de cristal y hierro". En la planta superior se advierten las galerías, el coro y los triforios. La escalera entra en el crucero con una estructura metálica, "invadiendo el siglo XVIII". Finalmente, la cúpula se revisitó de madera, siempre procurando "reinterpretar y reinventar, pero respetando la tipología de bóveda de cañón con luneta".
MANUEL GONZÁLEZ