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Esta noche terminará la Feria de San Francisco. Cuatro días de unas fiestas que se iniciaban el jueves en el Llanete de San Francisco, ubicación tradicional de una feria que con el paso del tiempo y el crecimiento de sus necesidades de espacio se traslado por decisión municipal al Recinto Ferial, convirtiéndose en la tercera gran feria de la ciudad.
El loable intento del consistorio por recuperar siquiera parcialmente el antiguo esplendor de la fiesta en el barrio, con la instalación de alumbrado especial, juegos populares, actuaciones y concursos de sevillanas, tiene continuación en un recinto que recibe cada año a varios tipos de público.
Padres jóvenes con niños, buscando a primera hora de la noche el entretenimiento de los pequeños de la casa en los "cacharritos" y de paso disfrutar de un ambiente diferente en las calurosas noches de agosto. Para ellos la caseta municipal, trasladada este año a la Peña Taurina por aquello de las obras de mejora en la propia, que se espera tener lista para la feria del Valle, o las casetas de comida, donde degustar el clásico pollo asado o el no menos habitual pinchito moruno. Este año la caseta ha ofertado la música en directo de "La banda imposible" como soporte para el pasodoble, la rumba, las sevillanas, la balada de siempre o el último éxito del momento. El grupo de baile "Paradise" cerrará la feria esta noche.
De otra parte, algunas atracciones acojen a grupos de adolescentes, todavía demasiado jóvenes para disfrutar de la madrugada y de unas casetas juveniles que aún no han abierto sus puertas. Para ellos también los numerosos puestos de "perritos" y comida rápida o las casetas de tiro.
Y finalmente, mucho más numerosos y taciturnos, los jóvenes. Una feria que lleva el sobrenombre de "feria de los novios" no podía estar ajena a los jóvenes, pese a la dura competencia del "botellón", instalado a pocos metros del recinto ferial. Locales habituales del ocio nocturno en el centro urbano como Rivera Copas o Caramelo sacan su "versión feria" más fresca para marcharse al recinto y ofrecer una noche diferente a la espera de la feria de septiembre. Las casetas "tradicionales" del Rocío, IUCA o el Casino ceden sus instalaciones a estas casetas juveniles, en las que ni siquiera las ofertas logran llevar público antes de las dos de la madrugada. Tras las primeras copas en el "botellón", el trabajo de los/as relaciones públicas, las tarjetas-regalo de "chupitos" y los bonos descuento tres copas por diez euros hacen su efecto y las casetas tradicionales del ferial se transforman en una suerte de discotecas que llena un público marcadamente joven hasta altas horas de la madrugada.
Es nuestra feria de San Francisco, del barrio al recinto ferial, todo un clásico del calendario festivo del verano lucentino.
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