In varietate concordia (en la variedad está la concordia) es la inscripción que se impone como aforismo primordial en la Escuela Europea de Bruselas, centro académico internacional en el que Javier Gómez Molero saboreó la docencia durante nueve años. Otros seis los empleó en Marruecos y también impartió lecciones en aulas de puntos del panorama nacional como Murcia y Sevilla. La estación de su vida correspondiente a la jubilación la ha concebido como un tiempo de producción y, después de divulgar textos engendrados prioritariamente para su lectura en recintos educativos, publica su primera novela histórica, La caricia de la serpiente (Editorial Kailas), que desde este martes 4 de abril reposa en estanterías y expositores de librerías y grandes superficies tanto de España como de Sudamérica.
Javier Gómez Molero (Lucena, 1951) escribe cuando la luz alcanza su plenitud y consagra las tardes al deporte saludable. Y siempre rescata ciertos instantes propicios para compartir con los amigos o paladear en soledad una cerveza, una ración de caracoles o un plato de aceitunas. En un rincón del patio del Círculo Lucentino, admite que Nerón –figura central de este libro y cuya metamorfosis se anuncia en el subtítulo- es un personaje que desde siempre le ha "fascinado".
Catedrático de Bachillerato en Latín y doctor en Filología Clásica por la Universidad de Granada, ha recopilado documentación de un modo deliberado para esta obra en bibliotecas de Bruselas, capital donde le proporcionaron suculenta información compañeros de profesión de países como Alemania e Italia, ha recorrido numerosas facultades de España para ilustrarse acerca de diferentes artes y ha leído sin cesar a autores clásicos. Una dilatada labor previa en su afán de ambientar la trama en la Roma del primer siglo de nuestra era.
La caricia de la serpiente se desvela con un Nerón –futuro emperador- de solo cuatro años y concluye en la segunda década vital del sucesor de Claudio. "Nerón ha pasado a la historia como un monstruo, un pirómano, una persona muy cruel, pero, claro, todas las personas tenemos fases en nuestra vida, y lo que yo recojo es la primera fase, donde aún no se despierta el monstruo, la bestia", puntualiza.
Este libro, que se presentará oportunamente en el Palacio Erisana de Lucena el viernes 12 de mayo, fluye mediante "dos vertientes, por un lado, el mundo de la opulencia, encarnado por la corte imperial, y por otro, está lo que es creación realmente de mí, dos pícaros, un poco al estilo del Lazarillo de Tormes, que viven en la calle, entre prostitutas, jugando a los dados, de vinos, gente sin escrúpulos, y uno de ellos tiene una madre que es hechicera, lo cual da mucho juego, y, finalmente, en ese mundo más humilde, donde están los verdaderos protagonistas, hay un pintor de lucernas".
Estos dos años, uno de acopio de material y otro de composición de las 448 páginas, satisfacen las aspiraciones intelectuales del autor. "He cuidado la forma hasta un extremo de sutileza que yo mismo me admiro, me he preocupado mucho de pulir", reconoce con franca sinceridad Javier Gómez Molero.
Al valorar globalmente la coyuntura que soportan los escritores en nuestro país, afirma que "publicar en España es prácticamente imposible, puedes llamar a la puerta de 50 editoriales y lo normal es que no te conteste ninguna". En su caso, la firma madrileña Kailas ha confiado en su propuesta y, anticipa que "si el libro se vende en condiciones, tengo la certeza, o esperanza al menos, de que va a salir una segunda parte de este libro".
Sus tres lustros en el extranjero le han enseñado "a respetar a todo el mundo y a tener una mente mucho más abierta que antes". Por lo tanto, "ahora lo veo todo admisible, siempre que no se falte el respeto a los demás, algo que me ha enseñado la convivencia". Niega que haya regresado a Lucena, "ciudad", que no pueblo, de donde nunca se fue totalmente. Expone que "reflotaría", la delegación municipal de Publicaciones, "sobre todo por la gente que empieza que quiere publicar, y si no ves que tu libro es leído, te desanimas y no sigues escribiendo", al tiempo que asegura que en la localidad "hay muchísimas y distintas actividades culturales, otra cosa es que queramos ir o no".