De una conversación en blablacar. Así surgió la idea de "Un epitafio para mi esposa", la obra con la que el joven escritor lucentino Francisco Javier Cárdenas ha conseguido encandilar al jurado del I Certamen Internacional de Poesía "Poetes de la Marina Alta" para obtener el primer premio de este concurso literario en el que participaron más de 150 personas procedentes de diferentes países.
"Ha supuesto un impulso para mi carrera", así define Cárdenas el reconocimiento a su obra premiada, basada a partir de un diálogo con una persona anciana mientras viajaba a principios del año pasado hasta Córdoba, donde cursa el quinto año del grado de Medicina.
Durante el trayecto, este hombre de edad avanzada le confesó el orgullo que sentía hacia su ya fallecida esposa a la hora de ver cómo disfrutaba de su pasión por la literatura, aunque él no llegaba a entender los relatos que esta creaba.
Esta historia conmovió a Cárdenas, impaciente por plasmarla sobre el papel. Y así lo hizo, aunque en un primer momento no recogió los frutos esperados dadas las carencias formales que presentaba su obra. Con el paso del año, adquirió los conocimientos suficientes para mejorarla y convertirla en lo que es ahora; la ganadora de un certamen internacional.
A su vez, a las diferentes distinciones que Cárdenas obtuvo en edad escolar, hay que sumar la publicación de su poemario "Jardines del Ánima" a finales del año 2019, cuya presentación se ha visto frustada en diversos puntos como Málaga debido al confinamiento, periodo que este escritor lucentino empleó más para aprender y leer que para crear.
Aún así, su entusiasmo por este arte le impide detener su proceso de elaboración, por lo que ya tiene en mente tanto obras poéticas como narrativas, pero sin dejar de lado su pasión por la Medicina. Dos disciplinas vitales para este joven y prometedor escritor lucentino.
Mientras tanto, les dejamos con un fragmento de "Un epitafio para mi esposa":
«Una vez, me dijiste
que existían alcobas en el hombre,
casas desconocidas, inmensamente tristes.
Y tenías razón, aunque no descubrí
aquellos escondrijos míos, dentro
hasta el día del «hasta siempre, amor»
o ante el eco total de la palabra «cáncer».»
.
«Tantas veces, me hablaste
de esos mundos preciosos que se fueron contigo.
Y fueron ciertos todos, aunque ya nunca pueda
regresar a entenderlos».
.
«Me confesó, otra vez. Yo nunca la entendía.
Sin embargo, resultó maravilloso
en aquella instantánea desde lo cotidiano».