La "Perla de Sefarad", cuenta desde hoy con un nuevo elemento visitable como parte de su rico pasado histórico. A las diez de la mañana ha abierto sus puertas a cuantos quieran conocerla la Necrópolis Judía, un espacio que combina el interés turístico y el respeto religioso y en la que se han invertido unos cien mil euros, la mayor parte a través de los Fondos Estatales de Inversión Local, que permitieron el vallado y adecuación del solar, y el resto, unos 30.000 euros, con distintas aportaciones del ayuntamiento y Diputación, para construir unas infraestructuras básicas que permitan la "interpretación" del recinto funerario y que según ha explicado el regidor lucentino, Juan Pérez, "precisará aún de una tercera fase" en la que deberá tratarse adecuadamente la zona de recepción y construirse una pasarela interior sobre la zona de enterramientos, para respetar el carácter sagrado de las tumbas y la circulación entre los túmulos, prohibida por la religión judía.
Descubierta en 2006 durante la construcción de la Ronda Sur, esta necrópolis es el mayor camposanto judío medieval excavado hasta ahora en España, y ha suscitado interés en la comunidad hebrea internacional.
El arqueólogo municipal, Daniel Botella, considera este camposanto "un sitio histórico para la historia de Al Andalus". En él se ha descubierto una de las únicas cuatro lápidas judías que existen en la región, y 347 fosas, en las que se encontraron restos de 117 personas que permitieron realizar estudios antropológicos muy relevantes, permitiendo obtener un perfil de las enfermedades y el tipo de alimentación de la época, así como del ritual funerario, que consistía en enterrar al difunto en la fosa totalmente desnudo, tras afeitarle la cabeza y depilarlo, envuelto en un sudario, boca arriba, y orientado de oeste a este, con la cara mirando a Jerusalén.
Se trata de un cementerio construido en la época de mayor apogeo de la cultura hebraica en Lucena (siglos X y XI), cuando las comunidades de Granada y Córdoba cayeron, lo que provocó que muchos pensadores acudieran a la ciudad, por entonces una comunidad habitada únicamente por judíos, para crear una escuela talmúdica de gran prestigio, en la que se enseñaban disciplinas como astrología, matemáticas o lenguas como el árabe, el latín o el castellano, hasta la llegada de los musulmanes, sometiendo a la ciudad y provocando el éxodo de los eruditos de la escuela.
Una vez realizados estos trabajos, el Ayuntamiento firmó un convenio con la Federación Española de Comunidades Judías para que volvieran a dar sepultura a los restos, que se concretaba el 18 de diciembre de 2011 por parte de una representación de rabinos llegados desde Reino Unido, Francia, Alemania, Norte de África y España.
La intervención, según el concejal de Cultura y Patrimonio, Manuel Lara, permite ver "in situ" reproducciones de las distintas tipologías de fosas, conocer, a través de una decena de paneles informativos toda la información sobre el camposanto, que puede verse desde un mirador, meditar ante un pequeño "muro de las lamentaciones" o lavarse las manos en una fuente de inspiración judía, tal y como hacían los antepasados hebraicos de la "Perla de Sefarad", ubicada en la zona de recepción.