El Ayuntamiento de Lucena no se plantea la entrada en funcionamiento del Cementerio Municipal Musulmán 'Al-Yussna' durante este año. Según ha explicado el concejal de Urbanismo, César del Espino, el consistorio ya ha recepcionado las obras de la primera fase, que ha supuesto la construcción de un edificio que hará las funciones de recepción, sala de depósito de cadáveres, sala de espera, aseos y almacén, parte del vallado perimetral de la parcela triangular de 1.642 metros cuadrados sobre los que se ubicará esta necrópolis consagrada al rito musulmán y la construcción de las puertas de acceso a la misma y una pequeña rampa exterior para la entrada de vehículos funerarios.
No obstante, aún resta por ejecutar la construcción de las unidades de enterramiento, un máximo de 80 según proyecto. Según César del Espino "no está previsto que esas obras se lleven a cabo a lo largo de este año" por razones presupuestarias y tampoco que esta nueva zona de inhumaciones entre en funcionamiento hasta que no estén finalizadas la totalidad de las obras.
En cualquier caso, el edil socialista avanzó que ya se mantenido contactos con los representantes de la comunidad musulmana de Lucena para "encajar los ritos funerarios propios de su confesión religiosa con la normativa existente en Andalucía para este tipo de necrópolis, de cara a la modificación del reglamento municipal de cementerios", que deberá incluir tanto los protocolos de inhumación que se realicen en esta zona del Cementerio Municipal San Jorge como las tasas municipales por este servicio..
Este cementerio ha venido siendo demandado por la comunidad musulmana establecida desde hace muchos años en nuestra ciudad –donde cuenta también con una mezquita–. De hecho, la nominación de esta necrópolis, incluida en el recinto del Cementerio Municipal San Jorge, fue aprobada por el pleno municipal del Ayuntamiento de Lucena en julio de 2019 por unanimidad, atendiendo la solicitud presentada ante el consistorio.
Según datos del padrón municipal, en Lucena existe una población estable compuesta por casi dos mil habitantes procedentes de países que profesan la religión musulmana, que, en caso de fallecimiento tienen que optar en muchos casos por repatriar el cadáver a su país de origen para que pueda ser enterrado según sus ritos y costumbres.
Las leyes españolas reconocen a los ciudadanos la libertad de culto y el derecho a recibir una sepultura digna de acuerdo con los ritos de cada confesión, y hacen referencia al derecho de la comunidad islámica de España a recibir parcelas para realizar sus enterramientos, así como las medidas que les permitan observar sus ritos funerarios, que incluyen la ceremonia del lavado y purificación de los cadáveres según los preceptos islámicos, tras la cual los musulmanes envuelven a sus fallecidos en un sudario blanco y los introducen en un ataúd, que se sepulta en tierra, orientado a la Meca.