Opinión: "Esencia y renovación", por Juan M. Roldán

19 de Junio de 2014
 Opinión: "Esencia y renovación", por Juan M. Roldán
Opinión: "Esencia y renovación", por Juan M. Roldán
Se abre un nuevo capitulo en la trayectoria de un partido con historia centenaria. Esa historia, que compartimos todos sus militantes, explica de donde venimos y, con adecuación a los  nuevos tiempos, debe explicar hacia adonde vamos.
 
No es necesario insistir, por evidente, en la perdida de apoyo popular a las recientes propuestas socialistas que, en mi opinión razonadamente,  los electores perciben como muy similares a las de la derecha.
 
Parece evidente pues que el nuevo tiempo que se abre ante nosotros es un  tiempo de renovación, no ya solo de caras que también, sino sobre todo de ideas y propuestas, ideas y propuestas que devuelvan a nuestra organización la confianza perdida por parte de millones de electores.
 
Nuevas caras, jóvenes, con fuerza, ilusión y sin hipotecas políticas, pueden y deben retomar nuestro ideario y adaptarlo, sin desvirtuarlo, a los nuevos tiempos y alzar de nuevo las banderas de igualdad y de justicia social que han sido, son y serán nuestra principal razón de existir como organización política y que, desteñidas y desgarradas, han sido olvidadas en aras de la conveniencia política  por una parte de nuestra dirigencia.
 
La derecha, cada vez más y más derecha, debe tener como contrapeso una izquierda moderna, fuerte en sus ideales, creíble en su propuestas, seria en sus planteamientos, implacable con la corrupción, especialmente con la propia,  orgullosa de su tradición y de sus conquistas sociales, mirando al futuro con las lecciones del pasado bien aprendidas, en definitiva un socialismo moderno con ideas, personas e instrumentos del siglo XXI pero sin olvido de su tradición y de sus raíces.
 
Parece que así será, que nuestro partido, pieza fundamental para la estabilidad política del estado, volverá a ser la referencia para millones de ciudadanos que esperan con ilusión nuevas propuestas que les permitan recuperar la confianza en aquellos llamados a dirigir los asuntos públicos.
 
Así lo espero y por eso, por la ilusión y confianza puestas en esta nueva etapa, permítaseme esta pequeña licencia alegórica:
 
Los rosales no lloran, pero la mano que, tomando una rosa, se hiere con sus espinas, al derramar su sangre llora y, al llorar,  llora con lagrimas de rosa.
Puño y rosa. Puño herido por las espinas de la rosa, pero… ¿Quién pude negar la hermosura de la rosa?
Rosa marchita cuyo perfume desvaído perdura  como recuerdo amable. Perfume que el tiempo ha diluido pero … al cabo,  perfume  largo tiempo deseado.
Puño firme, perfumado, amable, que la rosa empuña y no el sable.
Puño y rosa, lagrima de sangre que  el perdón ampara,  no el olvido
Puño y  rosa. Hoy, apático el puño, marchita la rosa. Mañana …, mañana será otro día.
Firme el puño, lozana la rosa.
Puño y rosa. Si un día fue … ¿por qué no ha de ser otro día?
 
Juan M. Roldán
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