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De los derechos sociales a la beneficencia. Un retroceso en el estado de bienestar.
"Corremos el grave riesgo de confundir los derechos con la caridad". Con esta frase, el otrora Defensor del Pueblo Andaluz José Chamizo alertaba sobre la situación que se está produciendo en nuestra sociedad, donde se corre el riesgo de un cambio de sistema basado en ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.
El derecho a un empleo y a un salario digno, a la protección del desempleo, el derecho a la vivienda, a la educación, a la sanidad, el acceso a la cultura, deben ser garantizados por los poderes públicos. Amparándonos en la solidaridad, no debemos caer en la tentación de obligar a que otros hagan lo que por Ley (Constitución Española) corresponde garantizar a las Administraciones Públicas.
Una muestra de ello ha sido la propuesta de la rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, solicitando el apadrinamiento de alumnos para pagar sus estudios superiores. El derecho a la educación no puede quedar a merced de la buena voluntad de personas que caritativamente quieran ayudar. Las becas y las ayudas deben garantizarse con dinero público.
Otra muestra. Ha llegado a mis manos un folleto publicitario (guardo un ejemplar) de una empresa de productos alimenticios que sortea para estas fiestas una cesta de navidad, donde uno de los artículos que componen el lote es un contrato de trabajo. Eso sí, la letra pequeña advierte: sujeto a condiciones. ¿Qué condiciones? No específica.
Pero lo peor estaba por llegar. En la localidad de Alcalá de Guadaira, tres miembros de una misma familia han fallecido, y otra hija de 13 años se encuentra en estado reservado por ingerir alimentos al parecer en mal estado. Y ha sucedido porque hemos obligado a que otros hagan lo que por Ley debe garantizarse.
Una sociedad que examina y selecciona a sus músicos callejeros para evaluar la idoneidad de su arte, cuidando así el oído de sus conciudadanos, como puede permitir que se repartan productos alimenticios no aptos para su consumo, sin examinarlos ni seleccionarlos.
Carlos Villa Sánchez, Concejal Delegado de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Lucena.