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La plataforma contra los desahucios tiene toda mi compresión y apoyo. Creo que es un movimiento ciudadano muy saludable y necesario ya que, por acción u omisión, los que ahora gobiernan y los que antes gobernaron solo han tenido en cuenta los intereses del poder financiero ignorando el drama social que significa, para miles de familias, la perdida de la vivienda habitual, en gran medida consecuencia del desempleo galopante que padecemos.
Dicho esto, creo que dicha plataforma comete un grave error con el llamado escrache que en el fondo no es otra cosa que intimidación pura y dura. Una cosa es manifestarse públicamente a favor o en contra de determinada posición política y otra muy distinta aporrear la puerta del domicilio particular de un ciudadano, sea o no político.
Siendo como es la reivindicación de la plataforma justa y necesaria el acoso a los parlamentarios en su vida privada es inadmisible. Es licita la protesta y la manifestación, es incluso necesaria dadas las circunstancias, pero una cosa es protestar y otra muy distinta intimidar pues la intimidación no deja de ser, en último término, ejercer violencia sobre aquel al que se intimida y si hay algo inadmisible es la violencia.
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