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La respuesta es clara, lo que interesa a la Europa conservadora es la disminución del papel del estado en la línea marcada por Reagan y Thatcher.
Quienes, aprovechando la crisis, reclaman austeridad no hacen más que insistir en lo que siempre han pretendido con crisis o sin ella. La crisis es su coartada no su argumento.
No son los mercados ni los especuladores los culpables de su profundidad y duración. Las culpables son las políticas que persiguen objetivos ocultos para los ciudadanos, la desregulación y la barra libre para la economía financiera.
En el Eurogrupo priman las decisiones políticas que no técnicas porque lo cierto y verdad es que los mercados no se han calmado, la prima de riesgo sigue subiendo y el estado del bienestar se resiente.
El 9 de mayo de 2010 no solo se asestó un golpe al Estado de bienestar europeo. Fue también el día en el que las posiciones que nos llevaron a esta crisis triunfaron sobre el sentido común. La reforma constitucional del 23 de agosto lo ha confirmado. Esto no es economía. Esto es ideología.
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