Recordar brevemente que la situación actual arranca de las dos reformas recientes que el bipartidismo (PP y PSOE) hicieron en su momento, en el 2011 el PSOE y en el 2013 el PP. Creo que hay que recoger el cambio positivo en la actitud del PSOE y esperar que sus manifestaciones de apoyo a la plataforma de pensionistas y jubilados sea sincera y no sea solo una mera oposición al gobierno, pues no se puede olvidar quién es el autor de la reforma laboral de 2010 (que le costó una huelga general) y la reforma del artículo 135 de la Constitución.
Llegados hasta aquí cabe preguntarse el por qué estas movilizaciones de los jubilados, y creo que sobre todo por necesidad. Según datos de la Seguridad Social, hay más de cuatro millones de pensionistas que cobran menos de 736 € (salario mínimo) al mes, una subida de 1,84 euros a los que más, poco les puede suponer cuando el recibo de la luz le ha subido entre 5 y 7 euros como mínimo (FACUA), 2,4 euros la bombona de butano, la subida del alquiler en Andalucía durante 2017 ha sido del 4,2% de media, lo que ha supuesto un aumento en la mensualidad de entre 10 y 20 euros como mínimo y así podríamos continuar con los medicamentos, y algunos otros artículos de primera necesidad. En fin esto es apretarse el cinturón y no aquel diputado del PP, Guillermo Collarte, que en una entrevista en la voz de Galicia comentaba así sus ingresos en el 2012: Entre los 416 euros que me dan por ser concejal, que no me llega para nada, los 4.200 netos más o menos que gano como diputado y los 290 que me dan por los trienios como funcionario de la Xunta, en total gano unos 5.100 euros y las paso bastante canutas.
En segundo lugar creo que se movilizan por cabreo, cabreo porque constantemente están escuchando que salimos de la crisis, que se está creando riqueza, que estamos a la cabeza de Europa en crecimiento, y a sus pensiones no les llega esa bonanza; cabreo con las declaraciones que, el pasado enero, hacía doña Celia Villalobos, presidenta de la comisión parlamentaria que se encarga del seguimiento de las pensiones, diciendo que ella pensaba jubilarse a los 80 años (como una conductora de autobús o un maestro de infantil), y que junto a las declaraciones del gobernador del Banco de España invitaban a los jóvenes a que se hicieran un plan de pensiones privado (porque el futuro de su pensión está en el aire), aunque solo pudieran ahorrar dos euros al mes (una hucha de 900€ después de 40 años aportado); cabreo con la exigencia de tener una cuenta bancaria para cobrar la pensión y que conlleva un gasto de mantenimiento (seguimos sumando) de, al menos 5 euros al mes; cabreo con el gasto que supone la carta enviada a cada pensionista comunicando la subida de su pensión…
Muchos de los pensionistas que ahora salen a la calle, pasaron hambre en la guerra y la posguerra, lucharon por la democracia y para alcanzar el nivel de vida que, aunque con deficiencias, hemos gozado hasta el estallido de la crisis, nunca imaginaron que sus hijos y nietos tuvieran un porvenir más oscuro que el suyo, en palabras del profesor Fontana, "por primera vez a las generaciones futuras se les augura un porvenir peor que la generación que les precede". Hablando en primera persona, yo que viví las carencias de los años 50 y sucesivos, que cuando era niño y adolescente ni soñaba que iba alcanzar el humilde estatus del que gozo ahora, no puedo admitir que mis hijos y, sobre todo mis nietos tengan que resignarse a vivir peor que yo. ¡No hay razón para ello!. Luchamos por la democracia, por unas condiciones de trabajo dignas, por una educación de calidad, por una sanidad universal y por unas pensiones que asegurasen una vejez tranquila para nosotros y las generaciones futuras. No vamos a renunciar, volvemos a la lucha, por experiencia sabemos de qué va el asunto.