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Pensémoslo de la siguiente manera: el PSOE es un activo para la democracia española al que podemos otorgar o retirar nuestra confianza como hacen los mercados con la deuda pública. Realicemos una evaluación de la situación en que se encuentra el partido y su solvencia y a partir de ella, como si de un análisis de la situación económica se tratara, decidamos el crédito que le otorgamos y a qué tipo de interés. A la luz de sus resultados electorales y de la desafección ciudadana que cualquier encuesta nos mostraría la evaluación no podría resultar más desalentadora. Por ello, de concederle nuestro crédito deberíamos hacerlo a un alto tipo de interés. La pregunta inmediata sería ¿qué podemos pedir en una situación en la que el crédito otorgado no es económico sino afectivo y en la que la devolución no será monetaria sino ideológica y política? En mi opinión las peticiones conciernen al actual proceso de primarias.
De momento las primarias están resultando infructuosas desde varios puntos de vista. En primer lugar, no se ha ampliado el voto para la elección del Secretario/a General a todos los afiliados manteniéndose un modelo de elección mediante delegados. Un proceso de elección abierto a todos los afiliados hubiera situado al militante en el centro de la reflexión política de los candidatos. Involucrándole se hubiera dado un paso decidido en la intención de aumentar su sentimiento de eficacia en la organización. Además que los candidatos buscaran el apoyo directo de su militancia hubiera incrementado la exhibición de su discurso en la sociedad española. Primero porque la expectación que se generaría hacía los resultados en las primarias incrementaría su exposición voluntaria a los discursos de los candidatos y al proceso en general. Segundo porque un discurso por parte de los candidatos dirigido directa y efectivamente hacia los militantes estaría dirigido indirectamente hacia la ciudadanía con mayor eficacia. Es decir, aunque fuera un discurso introvertido al mismo tiempo sería más probable e intensa su extraversión.
Junto a la restricción del voto resulta igual de perniciosa la pronta decantación de los aparatos del partido por uno u otro candidato. Resta neutralidad y expectación al proceso que la gran mayoría de los secretarios regionales se hayan pronunciado de manera expresa a favor de algún candidato. Esta parcialidad ha sido oportunamente esquivada por José Antonio Griñán cuya federación concentra el 25% de los 1000 delegados con derecho a voto y que, por tanto, resulta clave en los resultados. Supondría un escollo para las próximas elecciones andaluzas que se pronunciara y fallará en su predilección al quedar desautorizado en su propia federación.
La ausencia de más candidatos afecta a la vitalidad de las elecciones primarias. Aunque se quiera dar una sensación de renovación y autocrítica tanto por parte de Alfredo Pérez Rubalcaba como por parte de Carme Chacón sobre ellos pesa un ineludible vínculo continuista respecto al gobierno anterior. Vínculo que quizá sea más tenue en el caso de Carme Chacón por haber mantenido un perfil más reservado desde el Ministerio de Defensa que Rubalcaba desde el Ministerio del Interior. A lo que se ha de añadir una pretensión más decidida de la catalana de desvincularse desde su firma del manifiesto Mucho PSOE por hacer. Sin embargo, la ausencia de otras candidaturas resta pluralismo, frescura, intensidad e innovación al proceso de elecciones primarias.
Aun más graves resultan las carencias que se están dando en tres aspectos clave para el futuro del PSOE, en concreto, y de la izquierda, en general: en el arte de contar historias que justifiquen sus propuestas (storytelling); en el arte de enmarcar efectivamente los fenómenos políticos, definiéndolos, interpretándolos y clasificándolos (framing); y en el arte de escenificar (performing). Todos ellos conciernen a la actuación escénica, ideológica y discursiva del proyecto político que la izquierda debe afrontar y que se puede construir a partir de estas elecciones primarias.
El arte de contar historias es fundamental para convencer. El PSOE requiere de varias narraciones que soporten su proyecto político e ideológico. En primer lugar una narración en la que incrustar su pasado reciente en el gobierno. En ella deberían aparecer los aspectos positivos de la primera legislatura, principalmente el impulso social emprendido, pero también los negativos, en especial, la tardanza en admitir la crisis económica y su gravedad y la política de recortes. Cabe en esta narración la inclusión de la Unión Europea como agente de presión pero no hacer de ella una coartada. En todo caso debería incluirse el hecho de que todo proyecto político actual requiere para su pertinencia de una reflexión sobre la UE. En segundo lugar se ha forjar una narración sobre la propia crisis económica en la que incluir un inicio (el incremento de la desigualdad, la desconexión entre el capital financiero y el productivo y los excesos de aquel) un nudo (crisis financiera, crisis productiva, incremento del desempleo y asistencia pública) y un desenlace. Este último constituye el nudo gordiano y el componente proyectivo de la narración. En él se ha de injertar la propuesta de superación de la crisis. En la verosimilitud de ambas narraciones se encuentra un probable sostén para los proyectos políticos que pudieran surgir de las presentes elecciones primarias.
El segundo aspecto clave reside en el proceso de enmarcar la situación política, económica y social para explicarla. En este sentido aparecen distintos marcos, por ejemplo la desigualdad como escoyo para la superación de la crisis y la igualdad como resultado de su superación. Insistir en la idea de que lo importante a corto plazo no es el crecimiento económico sino la redistribución de los recursos económicos existentes. También se puede considerar que el trabajo productivo es la medida de todas las cosas y que la presente crisis se asienta sobre la especulación financiera y que la solución no puede acudir a ella sino que ha de fundamentarse en la producción.
En último lugar tenemos el arte de escenificar. He aquí donde las elecciones primarias constituyen en sí mismas la mayor oportunidad. Constituyen un escenario perfecto en el que representar tanto las narraciones como los marcos. Sin embargo de haberse celebrado un debate televisado entre Chacón y Rubalcaba la escenificación hubiera resultado perfecta.
Las elecciones primarias del PSOE deberían ser un buen momento para la izquierda y un espacio de reflexión y proyección ideológica. De momento están resultando infructuosas en sus probables resultados ideológicos y también en el aprovechamiento de su potencial comunicativo. Todo ello afectará a la confianza que otorguemos al PSOE.
Javier Vega Gómez es Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid.
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