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Las elecciones autonómicas y municipales del pasado domingo no han permitido ningún resquicio de duda. El Partido Socialista Obrero Español, por deméritos propios, se ha hundido en toda España y, en estos momentos, la única región en donde conserva la mayoría absoluta es Andalucía, aunque con previsiones muy negativas para el próximo mes de marzo del año 2012.
En todo caso, hoy quiero centrarme en nuestra queridísima ciudad de Lucena. El Partido Popular, por mucho que le cueste reconocerlo al PSOE, ha ganado las elecciones. Ha superado en ochocientos sufragios a los socialistas y ha aumentado en dos mil quinientos votos y tres concejales por muy poco no han sido cuatro más- sus resultados electorales del año 2007. En el otro lado, la candidatura de José Luis Bergillos perdió la mayoría absoluta y no fue la fuerza más votada. La caída ha sido notable. Dos mil trescientos votos y tres concejales se han quedado en el camino. Y, por último, Izquierda Unida, paradójicamente, ha recogido las pérdidas de Bergillos para volver a ofrecérselas. Ni el Partido Andalucista ni Unión Progreso y Democracia han conseguido un lugar en el Ayuntamiento, pero sí me sorprendió el número de sufragios del PA, que rozó los 900, tras el resurgimiento que protagonizó hace un año.
Y ahora llega el momento de las reflexiones y los movimientos en la oscuridad. El pacto legítimo, aunque inmoral y contrario a los principios abstractos de la democracia, entre PSOE e IU no es posible, es un hecho desde que José Luis Bergillos vislumbró que no le iba a ser posible gobernar en solitario. Izquierda Unida no dudará en apoyar a ese alcalde que tanto ha criticado para tocar un poquito de poder. En las siguientes elecciones, esta formación política volverá a hundirse a causa de liquidar sus principios con el único objetivo de acumular concejalías. Lucena no ha apoyado a IU para que le haga los coros al PSOE, sino para que defienda su programa desde la oposición.
La izquierda española nunca ha sido ni tolerante ni demócrata. En la noche de ayer domingo, ni José Luis Bergillos ni Miguel Villa felicitaron nítidamente a Manuel Gutiérrez por haber obtenido el mayor número de votos. Han de despertar de sus sueños pasados. Como hemos comprobado lo que vale para Jauja y Las Navas no sirve en Lucena. ¿Tan diferentes somos los lucentinos a nuestros pedáneos? Allí la lista más votada, en Lucena lo que más nos interese.
Especialmente lamentables y patéticas fueron las palabras del todavía alcalde José Luis Bergillos cuando se dirigía a la ciudad de Lucena, con las cámaras de Videoluc TV como vehículo transmisor. No deja de sorprenderme. Literalmente y sin tapujos aseguró que la democracia no puede soportar que en Lucena gobierne el Partido Popular el partido con más apoyo- y que lo que no se puede consentir es gobernar por barrios. Todavía continúo en estado de shock. Quizás el señor Bergillos no recuerde que en Lucena no hay distritos. Sí me agradó la opinión de Juan Pérez Guerrero, que volvió a demostrar que es una persona honrada. De nuevo, Manuel Gutiérrez si se pronunció en términos mucho más apropiados, acorde con lo que ha de ser un alcalde de una localidad de 40.000 habitantes y con un discurso elaborado.
Tras dos mayorías absolutas, si José Luis Bergillos adoptara posturas demócratas tendría que dimitir y no condenar a Lucena. Podría tomar ejemplo de un compañero de partido, el alcalde de Baena, Luis Moreno, que en idéntica situación ya ha renunciado a su cargo.
Lógicamente, el PSOE en Lucena ha soportado y sufrido los dislates de Zapatero y Rubalcaba. Sin embargo, Bergillos insistió en que la culpa es mía. Entonces, la solución es fácil: váyase. Los socialistas lucentinos han pagado la crisis económica acentuada en Lucena la pésima remodelación urbanística, la suciedad que preside las calles, la indignante gestión del campo de fútbol y el populismo y la soberbia del alcalde en los plenos.
Los lucentinos hemos optado mayoritariamente por el cambio. Bien es cierto que no hemos seguido a otras grandes ciudades de Andalucía como Antequera o Jerez y la modificación del rumbo no se ha completado. Me cuesta creer que un equipo de Gobierno, que ha perdido parte de la confianza que poseía por parte de electorado, esté preparado para guiar a Lucena a salir de la crisis galopante que padece y para elaborar planes de empleo que reduzcan drásticamente los cinco mil lucentinos parados. Sólo me queda invocar a cada político a que actúe únicamente pensando en el mayor beneficio para Lucena.
Manuel González García
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