.
A ver quien tiene narices de desenredar esta ristra de chorizos y ponerlos de patitas a donde les corresponda. Igual que están haciendo, sin piedad, con los pobres que no pueden pagar sus viviendas; da igual si son octogenarios. Al poder llámense bancos, multimillonarios o multiladrones les da igual.
Pues a ver a donde va ahora esta mafia, esta gentuza. Me niego en rotundo a aceptar la frase que esta desilusionando a España entera: Desaparecerá la clase media, los pobres serán mas pobres y los ricos cada vez mas ricos. ¡Pues claro! Ante la dinámica que mueve a este mundo deshumanizado, ambicioso, corrupto
¿Qué puede hacer la clase humilde?
El día 6 de octubre del 2008, escribí este artículo para el desaparecido Lucena Semanal. Hoy, cuatro años más tarde, lo envío a este medio, pero sintiéndome bastante más antichina y pensando que poco ha cambiado, salvo para peor.
Dicho artículo llevaba como título Con los agricultores españoles.
Ayer veía yo en el programa Tierra y Mar de Canal Sur, un reportaje acerca de nuestra agricultura, concretamente del cultivo del ajo en la zona de Montalbán. Allí existe una importe producción que se está viendo perjudicada por la importación del ajo chino. Y pienso con un poquito de rabia que ya se están pasando de la raya. Sería extenso enumerar su amplio abanico comercial, pero sí deseo decir que muchos de sus productos están perjudicando de una manera u otra a mucha gente, lo más grave la salud del mundo y aún peor de los niños: Juguetes, leche infantil, pasta de dientes, etc.etc.
Ahora nos invaden con sus ajos, y nuestros agricultores ¿Qué hacen? ¿Qué el ajo chino es más barato? ¿Qué las tiendas chinas tienen de todo y más barato? Vale. Pero yo pregunto ¿Qué pasa con nuestros vecinos agricultores? A mí me importan; y me importan los comerciantes andaluces que no venden sus productos porque no pueden competir con los precios de esos países que venden tan barato porque la mano de obra es PRECARIA. Muchos pobres trabajan por la comida; muchos niños trabajan en la clandestinidad para sobrevivir y llevar algo a su casa. Yo no me quiero poner un zapato o un vestido fabricado con el sudor de un niño, JAMÁS.
Seguro que esos ajos chinos no están como los nuestros porque una vez más digo que como Andalucía no hay ná. Esos ajos son amargos porque le roban el trabajo a mi gente.
Como he dicho, esto lo vi en Canal Sur y yo, que soy muy obediente, y a veces tonta de capirote, he querido esta mañana poner en práctica el consejo de un experto que asegura que comer un ajo diario es muy sano porque tiene muchas propiedades beneficiosas para el organismo; sé que es verdad. Así que yo he troceado uno grandecito, lo he mezclado con miel y lo he engullido dando vueltas por la cocina para distraerme: estaba malísimo. Al momento me he comido media tableta de chocolate para hacer desaparecer el sabor. Como el delicioso manjar se seguía repitiendo me he tomado un vaso de sal de fruta y ahora estoy agotando todos los caramelos que tenía por los cajones. Reconozco mi ignorancia en el arte de comerse un ajo y que te sepa a gloria. O a lo mejor es que este era chino!
Que yo quiero oler a cal, a aceite de oliva, a tomate, a pimiento de huerto andaluz. Hasta los melones andaluces son los mejores. ¡Y que digan lo contrario!
Araceli Cantero Rivas
.