.
Parece el título de una película del Oeste, pero es el titular aplicable a la reciente noticia publicada en El Mundo y que tiene que ver una vez más con la administración de la Justicia. Veamos el caso, por "elementos":
1.- EL FLOJO.- Asignable a un juez de Lorca, a quien el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) decidió sancionar con 300 euros por la comisión de una FALTA GRAVE, impuesta por retraso indebido al tardar 15 meses en dictar sentencia sobre un juicio nada complicado.
2.- EL VAGO.- Aplicable a un juez de Vilanova y la Geltrú, al cual el CGPJ le impone una sanción MUY GRAVE, que lleva aparejada un año de suspensión, por negarse a recibir declaración a detenidos en sábado tarde y domingos y posponer increíblemente la revisión de un caso de violencia de género.
3.-EL LENTO.- Personificado nada menos que en el propio Consejo General (CGPJ) que, a la vista de las malas actuaciones de los dos jueces citados, decidió abrir expediente disciplinario contra ambos y tardó en resolverlo más de seis meses.
4.- EL COLMO.- Referible al Tribunal Supremo, al cual recurrieron los dos jueces argumentando que la tramitación de sus expedientes sobrepasó el plazo máximo de seis meses marcado por la Ley, y este Alto Tribunal ha decidido dar la razón a los jueces incumplidores y dar el alto al Consejo General por haberse retrasado excesivamente en castigar el retraso excesivo de los infractores.
O sea, que una falta grave y otra muy grave cometidas por dos jueces y sancionadas con multas irrisorias, --por un mal aparcamiento o infracción de tráfico la multa es, a veces, más alta--, ya no tendrán que pagarlas por la lentitud del trámite judicial.
CONCLUSION.- Resulta totalmente indignante que unos señores que son condenados por el retraso y la dejadez con que hacían su trabajo, quedan libres de sanciones y se van de rositas porque el CGPJ se ha retrasado más de lo debido en finiquitar el trámite. O sea, los dos expedientados no tienen que asumir responsabilidades porque sus Jefes han actuado con la misma dejadez que los subordinados.
No dudo que hay buenos jueces que realizan con todo empeño su labor, pero los anteriores casos citados desprestigian lamentablemente a la justicia. Ninguno de ellos cumplió bien con su deber, pero el flojo, el vago y el lento quedan libres de toda culpa porque así lo dicta el colmo. Lo dicho, el colmo.
1.- EL FLOJO.- Asignable a un juez de Lorca, a quien el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) decidió sancionar con 300 euros por la comisión de una FALTA GRAVE, impuesta por retraso indebido al tardar 15 meses en dictar sentencia sobre un juicio nada complicado.
2.- EL VAGO.- Aplicable a un juez de Vilanova y la Geltrú, al cual el CGPJ le impone una sanción MUY GRAVE, que lleva aparejada un año de suspensión, por negarse a recibir declaración a detenidos en sábado tarde y domingos y posponer increíblemente la revisión de un caso de violencia de género.
3.-EL LENTO.- Personificado nada menos que en el propio Consejo General (CGPJ) que, a la vista de las malas actuaciones de los dos jueces citados, decidió abrir expediente disciplinario contra ambos y tardó en resolverlo más de seis meses.
4.- EL COLMO.- Referible al Tribunal Supremo, al cual recurrieron los dos jueces argumentando que la tramitación de sus expedientes sobrepasó el plazo máximo de seis meses marcado por la Ley, y este Alto Tribunal ha decidido dar la razón a los jueces incumplidores y dar el alto al Consejo General por haberse retrasado excesivamente en castigar el retraso excesivo de los infractores.
O sea, que una falta grave y otra muy grave cometidas por dos jueces y sancionadas con multas irrisorias, --por un mal aparcamiento o infracción de tráfico la multa es, a veces, más alta--, ya no tendrán que pagarlas por la lentitud del trámite judicial.
CONCLUSION.- Resulta totalmente indignante que unos señores que son condenados por el retraso y la dejadez con que hacían su trabajo, quedan libres de sanciones y se van de rositas porque el CGPJ se ha retrasado más de lo debido en finiquitar el trámite. O sea, los dos expedientados no tienen que asumir responsabilidades porque sus Jefes han actuado con la misma dejadez que los subordinados.
No dudo que hay buenos jueces que realizan con todo empeño su labor, pero los anteriores casos citados desprestigian lamentablemente a la justicia. Ninguno de ellos cumplió bien con su deber, pero el flojo, el vago y el lento quedan libres de toda culpa porque así lo dicta el colmo. Lo dicho, el colmo.
.
.
.