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A las once de la noche del pasado sábado 9 de junio se derrumbó el sueño deportivo del Lucena CF. La travesía de la ilusión, que un grupo de currantes del fútbol inició hace algo menos de un año, se paró de repente. El club lucentino claudicó ante una Ponferradina superior en todo. En todo menos en humildad, tesón, esperanza, constancia, fe, unión, sencillez y capacidad de sufrimiento, entre otros valores humanos. Aparecieron las lágrimas entre los jugadores. También sufrieron los aficionados celestes que contrajeron una bendita locura para viajar a la ciudad más simbólica de la comarca de El Bierzo.
Con el paso de las horas, el lamento por la derrota se transformó en satisfacción por haber redactado las páginas más relucientes de la historia de la entidad lucentina. Una labor coherente y razonable de la junta gestora, un trabajo minucioso y acertado del cuerpo técnico, la entrega de unos futbolistas fulgurantes y el respaldo de una hinchada tenaz, incluso en tiempos de asfixia económica general, han arribado en un éxito inesperado y merecido.
El ascenso a una categoría superior no se ha conseguido, pero se han plantado las raíces para un progreso quizás más trascendental. Cuando expiraba la temporada 2009-2010, el cuadro lucentinista intentaba adentrarse en la Copa del Rey empujado desde los asientos de la Ciudad Deportiva por no más de cuatrocientos fieles. En el último encuentro de esta temporada en Lucena fueron también unos cuatrocientos seguidores los que recibieron a sus ídolos hora y media antes de que comenzara el duelo contra la Ponferradina. Sintomática diferencia. La media de asistentes al estadio Ciudad de Lucena a lo largo de los últimos meses ha superado las dos mil personas y en los encuentros de la promoción para subir a Segunda, el recinto deportivo lucentino ha albergado a más de tres mil quinientas.
La base social de un club define sus objetivos. Desde fechas recientes, el sentimiento lucentinista ha calado en Lucena. Por todo ello, la consolidación y el incremento del patrimonio humano ha de ser el fruto que el Lucena CF extraiga de estos momentos de alegría colectiva. Los integrantes de un equipo, salvo casos excepcionales, y ahora desgraciadamente, aterrizan y emigran. La entidad se mantiene y es su afición la que le insufla todo lo necesario para una vida duradera.
Manuel González García
Twitter: m_gonzalezgcia
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