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Es un mal día para proponerle a Javier Arenas la participación en una encuesta o su inclusión en una empresa sociológica. Los sondeos previos a las elecciones andaluzas que se desarrollaron a lo largo de este último domingo en ningún caso condecían al líder popular una ventaja sobre los socialistas menor a siete puntos. Finalmente, el PP únicamente ha superado en uno al proyecto de Griñán. En esta ocasión, el voto oculto vio la luz con color rojo.
Javier Arenas ha levantado en los últimos años a un partido hundido en Andalucía. Sin embargo, en una oportunidad inmejorable, y seguramente irrepetible, no ha logrado certificar el cambio andaluz. La corrupción, la crisis interna y las mayores cifras de paro de Europa no han servido para que la región andaluza experimente una nueva sensación en la democracia.
Ante esta tesitura, Arenas debe elegir. Ha de escoger entre dos decisiones drásticas, pero si pretende mantener la credibilidad propia, y la del Partido Popular, intactas le está prohibido acomodarse en una pusilánime oposición. Y ninguna de las dos opciones puede demorarse ni siquiera unos días.
La primera de ellas consiste en dirigirse al pueblo andaluz, y concretamente a su electorado, con el objetivo de reconocer que la red clientelar, aparte de otros factores, que el PSOE ha tejido en Andalucía, durante más de treinta años, condena al Partido Popular al fracaso constante e inexorable. Posteriormente, habría de postrarse ante aquellos ciudadanos que eligieron la papeleta popular y prometerles trabajo sin descanso y una defensa inquebrantable de sus intereses.
En caso contrario, la dimisión de Javier Arenas y su equipo es la única salida viable. Lógica irrefutable. Si Arenas considera que el PSOE en Andalucía es vencible y él no ha sabido infligirle la derrota posible, de forma subyacente está admitiendo errores propios y después de cuatro intentos de conquistar el palacio de San Telmo, su tiempo ha finalizado. De este político sevillano, que resucitó y dotó de vida férrea al Partido Popular de Andalucía, depende evitar otro colapso popular en el sur de España.
Manuel González García
Twitter: m_gonzalezgcia
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