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Que los empleados públicos que están saliendo a manifestarse están defendiendo sus intereses es obvio. Lo es menos que al hacerlo están defendiendo también los intereses de toda la ciudadanía, pero así es. No puede entenderse el último paquete de medidas de recortes de manera aislada así como tampoco deben entenderse las protestas de los empleados públicos como unas protestas destinadas exclusivamente a contestar a su rebaja salarial y reducción de días libres. Si este último paquete de medidas pretende como paquetes anteriores deteriorar el sector público español las protestas actuales deben de buscar defenderlo en beneficio de toda la ciudadanía española. Para ello se requiere una nueva coalición ciudadana que garantice una movilización social permanente capaz de frenar las políticas regresivas que desde el gobierno nos están imponiendo. Estamos en un momento clave, agotado el ciclo movilizador del movimiento DRY se necesita otro impulso y éste no se encontrará si creemos que las actuales movilizaciones están ocupadas por funcionarios que buscan su exclusivo beneficio. Tengamos amplitud de miras y recordemos todos y cada uno de los agravios que se nos han ido imponiendo desde que la crisis empezó: congelación y reducción de las pensiones; retraso de la edad de jubilación; reducción del gasto público; recortes en los servicios del Estado del bienestar; merma de los fondos para la prevención de la pobreza y exclusión social; reforma laboral
etc. Y recordemos también su ineficacia pues llevamos cinco años inmersos en esta crisis y nada de lo que han hecho nos ha sacado del agujero. No deben ser los funcionarios los que se manifiesten sino el pueblo.
Sin embargo al gobierno le interesa caricaturizar las actuales manifestaciones de tal manera que parezcan protagonizadas por empleados públicos egoístas o irresponsables así como les interesa difundir una mala imagen de estos empleados. Llevan tiempo queriendo abrir la caja de pandora y dejar libres los recurrentes y mal intencionados tópicos, a saber que el sector privado es más rentable y más eficiente, que en España hay demasiados empleados públicos y que son poco productivos. Los estudios sobre percepción ciudadana de los servicios públicos identifican tres grandes estereotipos sobre la administración pública. Primero el estereotipo de la caja negra consistente en creer que la administración está formada por un conjunto de organizaciones preocupadas más en los procedimientos que en los fines, una administración pesada, lenta y repleta de papeleos. En segundo lugar, el estereotipo de la ineficacia según el cual se piensa que los que trabajan en las administraciones públicas son ineficaces. Y en tercer lugar, el estereotipo de la burocracia sin rostro por el cual se piensa que los empleados públicos y la propia administración carecen de sensibilidad con los ciudadanos y sus problemas.
Ante la movilización de los empleados públicos serán convocados todos los estereotipos que merodean a su alrededor y una vez que la sociedad española quede bien convencida los empleados públicos se quedarán solos. Cuando esto ocurra las calles quedarán libres para que puedan continuar con su plan de desmantelamiento del sector público español. Esta es la estrategia real del actual gobierno. Algo parecido ocurre con la reducción en las prestaciones del desempleo. La intención inmediata del gobierno es la de despertar el tópico de que el desempleado es un vago que prefiere vivir de las prestaciones que de su trabajo. Con ello se quiere también romper la solidaridad de la sociedad española hacia los desempleados.
El PSOE no es santo de mi devoción en muchos aspectos pero he de reconocer que si algo diferencia al gobierno anterior del actual es la mentalidad torticera y retorcida del gobierno del PP. El gobierno actual está esforzándose por destrozar la solidaridad social de la clase trabajadora en España con la intención de evitar toda contestación social a sus políticas. Serán un gobierno de patriotas descamisados pero están haciendo un gran daño a España al emponzoñar la convivencia social. Sinceramente, en la defensa que están haciendo de sus políticas reside una mentalidad mezquina que creo no existía en el gobierno anterior.
La pregunta más importante es ¿conseguirán poner a la sociedad española en contra de los empleados públicos? Soy optimista al respecto y creo que no lo lograrán. Tengo datos para creer que los españoles valoramos en su justa medida al sector público y sus empleados. Existe un estudio muy interesante elaborado por el Observatorio de la Calidad de los Servicios Público titulado La Administración Pública a juicio de los ciudadanos que nos permite reconocer qué opina la sociedad española de los empleados públicos. Los españoles ante el concepto genérico de funcionario solemos acudir a todos los tópicos posibles sin embargo cuando se pregunta por empleados públicos concretos la opinión cambia drásticamente. Así por ejemplo el 98% de los encuestados confía mucho o bastante en los bomberos, el 75% confía mucho o bastante en los médicos, los docentes, los trabajadores sociales y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Estos datos pueden contrastarse con la confianza que tienen los encuestados en trabajadores del sector privado como empleados de bancos o empleados de aseguradoras en los que confían mucho o bastante el 58% y 45% de los encuestados respectivamente.
Con todo lo anterior quiero decir que la sociedad española aunque pueda tener una imagen tópica del empleado público sin embargo sabe valorar a quienes apagan sus incendios, cuidan y sanan a sus enfermos, educan a sus hijos y protegen sus calles. Por ello el PP fracasará en su intento de denigrar a los empleados públicos. Tarde o temprano se formará una coalición ciudadana amplia, siempre y cuando sean los bomberos, los policías, los guardias civiles, los maestros y los médicos los que se manifiestan y no los funcionarios, la diferencia no es poca.
Javier Vega Gómez es Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid.
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