El pleno del ayuntamiento de Lucena aprobó ayer por unanimidad el acuerdo entre el consistorio y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) de determinación del justiprecio y forma de pago correspondiente a la expropiación urbanística de suelos destinados a dotaciones públicas municipales en las antiguas estaciones de Renfe en Lucena y Las Navas del Selpillar.
Tras una larga negociación, ayer quedaba cerrado este acuerdo que supondrá la expropiación de las antiguas estaciones y sus edificios, actualmente gestionados por el ayuntamiento mediante alquiler como zonas de ocio, estipulándose un justiprecio de 1.430.726 euros, que el Ayuntamiento pagará en dos modalidades: En solares –737.055 €– mediante la entrega de 22 fincas urbanas edificables situadas en las zonas de El Zarpazo y Oeste 1; y en dinero –693.671 €– en cinco pagos de 138.724 euros hasta abril de 2021, el primero de ellos este mismo año.
Con este acuerdo ratificado ayer por el pleno, el ayuntamiento pasa a ser titular de unos suelos que los lucentinos ya consideran propios y que están llamados a convertirse en uno de los pulmones verdes y zona de esparcimiento de la ciudad.
La cantidad en la que se cierra el acuerdo es substancialmente inferior a la pretendida por ADIF al inicio de la negociación, cuando llegaron a solicitar hasta cinco millones de euros por esta importante bolsa de suelos, cantidad con la que el ayuntamiento siempre se mostró en desacuerdo. Inicialmente el ayuntamiento estimaba en menos de 350.000 euros el valor de los suelos en disputa, al entender que parte de los terrenos ya eran municipales, mientras que ADIF elevaba esa apreciación hasta los 4,5 millones de euros.
El ayuntamiento mantuvo la vigencia de un documento de finales del siglo XIX aportado por el Cronista Oficial de la ciudad, Francisco López Salamanca, en el que se pone de manifiesto que la estación de Lucena es propiedad del Ayuntamiento, de lo que da testimonio un informe de una comisión municipal de gobierno de la época en la que se afirma que el Consistorio habría adquirido los terrenos. A ello se sumaban las numerosas inversiones ejecutadas a instancias del propio ayuntamiento para la mejora de estos suelos, que hace unas décadas se habían convertido en un auténtico vertedero.
En contra de esa apreciación de carácter histórico, jugaba sin embargo el hecho de que el consistorio haya mantenido hasta ahora un contrato de arrendamiento de ambas estaciones.