La Navidad y el final del año son fechas propicias para que instituciones y empresas lancen campañas publicitarias para intentar llegar al corazón de la ciudadanía o de sus clientes potenciales. Este es el caso de la Cooperativa de Lucena, que acaba de estrenar en sus redes sociales un emotivo vídeo promocional con el que transmite tanto los valores de su AOVE La Lucentina como algunos de los elementos que conforman la cultura y la idiosincracia de nuestra ciudad, culminando con este "spot" promocional un excelente año, que ha marcado la consolidación de sus aceites "premium", avalados por la Denominación de Origen Protegida "Aceite de Lucena", y los distintos premios obtenidos durante la campaña, tanto para su producto estrella como para la presentación del mismo.
La Lucentina se queda narra en apenas dos minutos una historia de reencuentros –un clásico de estas fechas– aunque con el valor añadido de apelar a las señas de identidad de la ciudad, incluido su espíritu emprendedor. Una joven diseñadora lucentina regresa a Lucena, después de trabajar en una gran ciudad, para crear su propia empresa de diseño y fotografía, uniendo lo nuevo con lo de siempre. La historia de la protagonista, interpretada por Marina Egea, refleja la conexión eterna de aquellos que vuelven a sus raíces. A través de emotivos momentos, se destaca cómo el aceite La Lucentina forma parte de sus experiencias diarias, desde los desayunos en el trabajo junto, a sus compañeros, hasta los vínculos familiares, representados en su abuela, a la que da vida Rosario Chumilla.
Además, desde Cooperativa Lucena se señala que las "píldoras" adicionales del video proporcionarán "un vistazo más profundo a los valores y la cultura lucentina, ofreciendo una experiencia completa que va más allá de la pantalla", afirmando que La Lucentina se queda "es más que un simple anuncio; es una celebración de la identidad, la tradición y el espíritu emprendedor que define a Lucena", identicando la marca con la ciudad. La Lucentina es Lucena.
El spot ha sido realizado por el estudio Superfluido y la productora lucentina Tararafilms a partir de una idea de Fran López de Ahumada.