El corazón de la empresa municipal AGIL (Agencia de Innovación de Lucena) dejó de latir ayer, tras la decisión de los grupos políticos municipales de certificar su liquidación.
A primeros de 2016 todos los grupos convinieron en que la empresa que gestiona el deposito aduanero estaba en causa de disolución ante sus pobres resultados económicos y su inactividad casi total, pero se decidió dar una última oportunidad a la mercantil municipal. Esa oportunidad llegó a su fin ayer.
No obstante, todos los grupos, salvo el concejal no adscrito Vicente Dalda, se mostraron favorables a que la actividad que AGIL tenía encomendada se mantenga desde el propio ayuntamiento, por lo que el consistorio asumirá tanto el pasivo como el activo de AGIL, incluida la única persona que trabaja en la misma, e intentará reflotar la actividad del depósito aduanero.
Frente a a opinión de Dalda de que "lo que no funciona debe cerrarse" para no seguir generando pérdidas, el resto de grupos manifestaron la conveniencia de mantener el servicio. Carlos Villa (IU) indicaba que la obligación de los ayuntamientos es ofrecer servicios, y que la mayoría de ellos son deficitarios desde un punto de vista económico, mientras que Julián Ranchal (PP) afirmaba que "es necesario mantener la actividad de la aduana, que supone grandes ventajas fiscales para las empresas, pero también es necesario que se potencie desde el equipo de gobierno".
UN POCO DE HISTORIA
El depósito aduanero de Lucena fue creado por el ayuntamiento de Lucena a través de su Agencia de Innovación, AGIL, en 2007, tras el visto bueno de la Agencia Tributaria, y entró en funcionamiento en marzo de 2008, para ofertar los servicios de depósito aduanero tanto para mercancías procedentes de países comunitarios como extracomunitarios, así como un almacén de depósito temporal (ADT) y otro para mercancía destinada a la exportación sujeta a control de la Aduana (LAME), siendo el primer centro con esta gama de servicios en la provincia de Córdoba, donde sólo existen algunos depósitos aduaneros privados.
Su creación pretendía favorecer la internacionalización de las empresas, obteniendo importantes ventajas económicas y fiscales y mejorará su competitividad, destacando el ahorro de tiempo en la entrega de las mercancías, la facilidad que supone a la hora de tramitar documentación, o la posibilidad de generar stocks de seguridad que permitan mover sólo parte de las mercancías y el resto dejarlas en depósito.
Inicialmente fue gestionado a través de la firma norteamericana UTI-SLI, que tras un par de años renunció a la actividad ante la falta de negocio. Le siguieron otras empresas, como ADUCERCO, y distintas ubicaciones, pero nunca llegó a responder a las expectativas que auspiciaron su creación y en los últimos años fue ha generado perdidas año tras año, salvo algún ejercicio de exiguo beneficio empresarial para el ayuntamiento.