Era un trance para valientes, para aquellos futbolistas que no se esconden en los suspiros críticos. Chico, al que únicamente le faltó la melodía del gol, arrojó defectuosamente la primera pena máxima. Un penalti para el que también se postuló David Carmona. Ya en la segunda parte, el colegiado decretó otro lanzamiento desde los once metros a favor del Ciudad de Lucena y, esta vez sí, el ingenioso mediapunta cordobés se arrogó la responsabilidad y orientó el balón al fondo de la guarida del portero Jairo, expulsado en la acción que desencadenó el estallido de júbilo en el estadio.
Una satisfacción en la apertura del campeonato liguero concede una dosis de confianza y estabilidad singulares. Es comparable a un sobresaliente en el examen inicial de una carrera universitaria o a la sonrisa y aprobación de tus superiores al primer día de incorporarte a una nueva empresa. Vencer al principio, y encima en tu cancha, embellece la partitura empleada en la pretemporada y, sobre todo, afianza la posición del entrenador.
Fran Reina escogió a sus escuderos predilectos. Sin tentativas ni apuestas arriesgadas por actores secundarios. La guardia pretoriana al frente. David Carmona, Gabri Mayorga y Carlitos en una línea de tres que sombreaba al ariete Chico y Curro Vacas y Alfonso Castellano compenetrados en la oficina donde se adoptan las decisiones trascendentales.
El Ciudad de Lucena había interiorizado que cuando el 26 de julio se comenzó a sudar en la diana de los objetivos destellaba el amarillo del Conil. La presión en campo contrario se acrecentó considerablemente, los rictus transmitían solemnidad y cualquier despiste repartía taquicardias en el banquillo.
Manuel Jesús Robles, técnico del Conil que rehusó sentarse en la sala de prensa al término del choque, tejió un sistema 1-4-1-4-1 con Narváez como ancla entre la retaguardia y el mediocampo. En el Ciudad de Lucena, Alfonso Castellano apartó los arabescos y se convirtió en obrero y, junto a Curro Vacas, ensamblaban al bloque.
El esférico circulaba predominantemente por las botas de los celestes y el duelo discurría entre pugnas constantes. Ningún futbolista permitía ni un milímetro de respiro a los oponentes.
El primer desgobierno del Ciudad de Lucena ofreció un balón a Mario, lateral derecho del Conil, que dirigió un misil al travesaño de Alberto González. El cuadro visitante halló una fisura en la zona derecha de la zaga de los anfitriones y Fran Reina lo resolvió en el segundo acto sustituyendo a Pedro Caballero por Erik.
A la media hora de juego, recobró el mando el Ciudad y David Carmona replicó al Conil con un disparo cruzado y un excelente tiro al ejecutar una infracción que astilló el palo derecho del arco ajeno. El árbitro paralizó brevemente el encuentro por el calor sofocante, decisión que contrarió a Fran Reina. En esos momentos, su equipo prevalecía sobre el Conil y se demostró con el penalti que provocó Jairo –cartulina amarilla incluida- al abrazar sin permiso a Pedro Caballero dentro del área. Chico centró en exceso el cuero y facilitó la parada del cancerbero.
El Conil, guiado por la batuta de Crespo, prosiguió enseñando sus recursos en el tránsito del balón en el segundo asalto. Cornejo, de nuevo por la diestra, soltó un chut desviado mientras el Ciudad de Lucena languidecía y sus líneas se separaban. De inmediato, Fran Reina removió el banquillo y soltó, aparte de a Erik, a Miguel Sanz y Chechu Córdoba, dos efectivos ofensivos que, sin la presión de ser los intérpretes principales, pueden aportar soluciones en los compromisos que se encasquillen.
Chico mostró su fortaleza aérea al cabecear con violencia a la raya de gol un servicio filtrado por Rubio desde el fondo de la vía zurda. En este lance, Jairo atrapó la pelota y, a continuación, trabó a Miguel Sanz en el área. Acertadamente, el trencilla pitó antes de que Chechu Córdoba enviara con sutileza el objeto redondo a las redes. El guardameta Fofi cubrió la vacante de Jairo –en la ducha prematuramente- y David Carmona solucionó con elegancia el careo. El Ciudad de Lucena, tras el tanto, intermitentemente se replegó permitiendo las avalanchas horizontales del contrincante.
El central Rubén Díaz también abandonó la hierba por doble amarilla y el Conil acabó con nueve elementos. El Ciudad de Lucena arraigó el triunfo y continúa ampliando su plantel. La dirección deportiva ha pactado las incorporaciones del lateral izquierdo Gonzalo y del mediapunta Leandro, dos argentinos que imitan la senda recorrida por Fede Acuña, con el que comparten agencia de representación. Más competencia en un vestuario con múltiples variantes y al que regresa Ávalo, quien se entrenó en solitario antes de la contienda.
FICHA TÉCNICA:
1.-CIUDAD DE LUCENA: Alberto González; Pedro Caballero (Erik, min.65), Troyano, Migue Espinosa, Rubio; Curro Vacas (Javi Ruiz, min.81), Alfonso Castellano; David Carmona, Gabri Mayorga (Miguel Sanz, min.65), Carlitos (Chechu Córdoba, min.53); y Chico.
0.-CONIL CF: Jairo; Mario, Pablo Ureba, Rubén Díaz, David Bermúdez; Narváez Israel Mushett, min.62); Crespo, Raúl Silveira, Costilla, Cornejo; y Morlán (Fofi, min.71).
GOL: 1-0, min.72: David Carmona, de penalti.
ÁRBITRO: Fernández Moral, del colegio jiennense. Expulsó, por doble amarilla, al portero del Conil Jairo en el minuto 70 y a Rubén Díaz, en el minuto 90. Además, amonestó a los locales Carlitos, Rubio y Curro Vacas y a los visitantes Raúl Silveira, Morlán, Cornejo y David Bermúdez.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la primera jornada del grupo 1 de División de Honor, disputado en el estadio Ciudad de Lucena, en presencia de unos 500 espectadores.