III Media Maratón de Lucena: 888 corredores para 21.097 metros de turismo deportivo

La prueba lucentina va de correr mientras se vive y se siente la ciudad, los recovecos del recorrido quizá no sean los más adecuados para hacer marca, pero convierten esta carrera en una experiencia única.

01 de Marzo de 2016

La media maratón de Lucena afronta su tercera edición con récord de participantes –888 al cierre de la inscripción– y estrena presencia en el circuito cordobés de carreras populares.

Ya sea por mejorar la salud, por afán de superación, por hobby o por ánimo de competición, el boom del running se ha instalado en la sociedad y su práctica ha crecido exponencialmente en los últimos años por encima de otras disciplinas deportivas. Las carreras populares han multiplicado sus participantes hasta llegar a agotar dorsales en numerosas pruebas a lo largo y ancho del mundo. Entre ellas, reina la media maratón: el primer escalón serio dentro del mundillo del atletismo popular.

Carreras de esta distancia hay muchas, pero muy pocas son como la que se disputa en la ciudad de Lucena. En ella, el tramo intermedio de la competición se disputa por los alrededores (¡e incluso por dentro!) de los rincones más pintorescos de la localidad, otorgándole un plus de interés, de belleza y de atractivo a los cerca de mil runners que ya tienen su dorsal asignado.

No veremos repetir la fastuosa hazaña del eritreo Tadese en la media de Lisboa en 2010, en la que detuvo el crono en 58:23. La prueba lucentina va de otra cosa, va de correr mientras se vive y se siente la ciudad, los recovecos del recorrido quizá no sean los más adecuados para hacer marca, pero convierten esta carrera en una experiencia única.

Sal con cautela. La salida prevista, desde la Ciudad Deportiva, es engañosa. La altimetría muestra una elevación y un descenso bastante pronunciados hasta el quinto kilómetro, sobre todo un tramo a partir del segundo, en la cuesta del santuario hasta la Ronda Sur y que termina con un descenso hacia la Ronda del Valle. Cuidado con las rodillas ahí, las cuestas abajo muy pronunciadas pueden ser muy peligrosas.

A partir del kilómetro quinto comienza el tramo con más belleza del recorrido. La entrada hacia la calle San Pedro marca el inicio de cuatro mil metros por las arterias de la ciudad. El punto crítico está al principio. Cuidado los que ocupen la cabeza de la carrera, en la entrada del Palacio de los Condes de Santa Ana hay unas escaleras que casi le cuestan un disgusto el año pasado a Mounir Elouardi, flamante ganador de la segunda edición de la prueba. Después, los atletas recorrerán la Plaza Nueva, el Coso y el interior del Castillo del Moral amén de un buen puñado más de rincones de Lucena.

El cambio radical, de lo urbano a lo rural se da en el noveno kilómetro tras salir del pabellón deportivo. Se abandona el asfalto para recorrer cinco mil metros por la Vía Verde de la Subbética hasta el polígono de los Polvillares. La altimetría, decreciente desde casi el kilómetro cinco hasta este momento vuelve a ponerse cuesta arriba, de manera suave pero constante hasta la meta. En este último tramo, el Estadio Ciudad de Lucena (aprovecha para descansar las plantas de los pies sobre su verde) así como el Auditorio y el Coso de los Donceles se erigen protagonistas.

El último tirón transcurrirá por la Ronda de San Francisco, buscando ya las instalaciones deportivas municipales hacia la gloria, hacia la satisfacción y la explosión adrenalínica que provoca el culminar con éxito una carrera que pone a prueba no solo la resistencia física del deportista, sino también su capacidad psicológica. Mucho ánimo a los valientes que, el próximo 6 de marzo, se enfunden las zapatillas.

 

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