Contemplada la justicia social como una utopía inalcanzable, esta virtud superior también se retira del fútbol. El impecable tanto de Juan Ayala en el pináculo de la montaña desplomó a un Lucena irregular y desgastado por las exigencias de esa cooperativa impuesta por la ineficacia de los rectores. Los arrebatos primarios del equipo de Rafael Carrillo se disiparon demasiado pronto y las circulaciones automatizadas de Los Barrios arrinconaron a los azulones.
Arropados por una hinchada que se reproduce perezosamente, el Lucena arrancó al máximo de revoluciones. Robles se encargó de guarecer el lateral izquierdo y Sancho alternó con Miki Ruiz las posiciones más ofensivas. Los locales inclinaron los procedimientos por el costado derecho y efectuaron una coerción coordinada y asfixiante sobre el adversario. El interior zurdo Chupi desfloró el palo siniestro de la portería de Cristian en un lapso de errores forzados y periódicos de Los Barrios.
Una manifestación sutil de Hornero, constantemente reclamado en la medular, anticipó el primer gol. Sancho y David Soto arremetieron contra Goito y Miki Ruiz alzó sus brazos con un fornido chut que despabiló las redes del arco. Los anfitriones se atrincheraron en su propiedad y rezaron a la velocidad de Sancho y al talento de Miki Ruiz.
El Lucena se apoyó en una retaguardia expeditiva y adecuadamente ubicada. El cuadro del primerizo Jhony se decantaba por las internadas desde la zona izquierda y Pedro y Juan Llaves solían conformar una delantera doble. Las certeras combinaciones de Los Barrios fenecían en el área de Cristian y los lucentinistas, superado el ecuador del primer acto, desfallecían paulatinamente.
La curva tangible que se inventó Pejiño a unos metros de Cristian la despejó inteligentemente el cancerbero del Lucena. La siguiente aproximación de Los Barrios traspasó la raya de gol. Los zagueros del Lucena se enredaron en una confusión inexplicable y Antoñito, un mediapunta desequilibrante y explosivo, detonó la cueva.
Un disparo excesivamente cruzado de Miki Ruiz entoldó el primer tiempo y el respiro en los vestuarios permitió al Lucena recobrar el vigor. La alergia a los prolegómenos del Lucena convivió con la pulida elaboración de Los Barrios. La tensión en el césped, causada por una esperanza mutua y fundamentada de triunfo, se trasladó a la grada y la incertidumbre reinante abrió los canales en ambas parcelas.
Falete debió recurrir otra vez a juveniles como Torralbo y José Torres. Ambos efectivos armaron incesantemente sus piernas y mantuvieron los latidos de su conjunto. El fraccionamiento del Lucena desabrió a los defensores y Montero y Manuel Soto, omnipresentes en el choque, acudían a las alertas.
Antoñito, siempre en la cumbre de las olas, se topó con Cristian y con sus propias imprecisiones. El mediocentro Chupi desgastó el larguero del Lucena y Juan Roldán replicó con un cabezazo demasiado elevado a la salida de un córner. Los contendientes se disponían a asumir el empate cuando Juan Ayala dribló en un contragolpe fatídico a Cristian y, apartando a Antonio Calzado, alojó el balón en el alma de un Lucena enemistado con la fortuna y preso de sus desdichas.
FICHA TÉCNICA:
1.-LUCENA CF: Cristian; Carraña, Balta, Antonio Calzado, Robles; Montero, Manuel Soto, Hornero (Hornero, min.61); Miki Ruiz (José Torres, min.81), Sancho y David Soto (Torralbo, min.46).
2.-UD LOS BARRIOS: Goito; Juanjo, Jose, Garrido, Antonio Jesús; Nacho Fernández,Chupi; Pejiño (Juan Ayala, min.55), Juan Llaves (Dani Guerrero, min.93) Antoñito; y Pedro (Luisma, min.82).
GOLES: 1-0, min.12: Miki Ruiz; 1-1, min.41: Antoñito; 1-2, min.92: Juan Ayala.
ÁRBITRO: Hidalgo Márquez, del colegio onubense. Amonestó a los locales Juan Roldán y Balta.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimoséptima jornada del grupo X de Tercera División, disputado en el estadio Ciudad de Lucena en presencia de unos 200 espectadores.