Para muchas personas hoy podría ser un domingo cualquiera; pero para los seguidores del Ciudad de Lucena significó la vuelta a las gradas. Más de medio año después, cientos de gargantas ocuparon el estadio para ver a su equipo, esta vez debutando en este nuevo curso de Tercera División contra un joven Sevilla C menos rodado pero con una plantilla talentosa.
La tensión y los nervios estuvieron presentes durante los primeros minutos. Aún así, el Ciudad de Lucena gozó de las oportunidades más claras, aunque sin imponer su modelo de juego sobre el rival. Por su parte, el filial sevillano se presentó bastante compacto y con una línea defensiva adelantada que imposibilitaba la conexión fluida entre la zaga y los extremos celestes.
Nadie regalaba ni un metro, y eso conllevó una sucesión de faltas que trababan el ritmo del partido. En una de ellas se produjo la lesión de un Víctor Morillo que estaba consiguiendo desenredar la telaraña tejida por los visitantes. Entre sollozos, el extremo izquierdo abandonó el tapiz por Mario Sánchez, que ocupó el sector derecho en detrimento de Guille Roldán.
Instantes después, el veterano atacante reclamó un penalti tras caer dentro del área cuando ya encaraba al portero. Pese a la negativa del árbitro, los locales siguieron ganando metros con varios saques de esquina. Precisamente en uno de estos llegó el primer tanto. Y quién mejor para estrenar el marcador en el primer partido con afición que el capitán, Pablo Gallardo. Servido por Mario Ruiz, el central envió el balón a la red con una excelente maniobra.
El gol iba a cambiar el signo del partido, pero no las intenciones locales. Con la confianza de ir por delante en el luminoso, los pupilos de Dimas Carrasco volvieron a buscar con ímpetu pero sin precisión la portería rival, arrancando los "uy" del público con ocasiones como las que dispusieron Álvaro Pérez y Maero en la misma secuencia de ataque.
Después de esta acción, el ritmo del partido disminuyó para bien de los locales, que ni amenazaron en el frente ni sufrieron desde la trinchera. Gracias, en parte, a la locomotora Adrián Ruiz, todo un nexo de unión entre el sector defensivo, al que ayudó ininterrumpidamente en la presión y con importantes robos de balón, y el ofensivo, con un catálogo de recursos con el cuero en los pies. De él salió el servicio a un Molina que no atinó de cara a portería, al igual que Maero, quien pasó de héroe a villano con un gol que posteriormente fue anulado para después dejar a su equipo con uno menos por agresión.
Pese a la estampida en el ocaso del partido por parte del filial hispalense, la expulsión del delantero no significó un nuevo movimiento en el marcador. Finalmente los tres primeros puntos de la temporada se quedaron en Lucena, una localidad que de nuevo volvió a sufrir con su equipo pero, sobre todo, a disfrutar con él.
Así queda la clasificación tras esta primera jornada en el Subgrupo 2 del Grupo X de Tercera División: