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El encargado del cuidado de dos perros de raza peligrosa que mataron a un hombre, de 55 años, e hirieron de gravedad a su hijo, de 29 años de edad, en la localidad cordobesa de Carcabuey, ha aceptado una pena de dos años de prisión durante el juicio celebrado este lunes en el Juzgado de lo Penal número 3 de Córdoba.
En concreto, tras el acuerdo de conformidad, el hombre ha sido condenado a un año y dos meses de cárcel por la supuesta comisión de un delito por la supuesta comisión de un delito de homicidio por imprudencia grave; un total de diez meses de prisión por el delito de lesiones por imprudencia, al tiempo que ha sido absuelto de la falta contra los intereses generales de la que estaba procesado y por la que el fiscal le pedía una multa de 360 euros, mientras que por los otros dos delitos reclamaba para el acusado dos años y 14 meses de prisión, respectivamente.
De este modo, después de elevar el fiscal a definitivo su escrito de acusación, al que se ha adherido la acusación particular y el acusado ha aceptado las citadas penas, el juicio ha continuado en relación a determinar la responsabilidad civil en los hechos por parte de la aseguradora y la empresa de la nave en la que se encontraban los perros.
Según recoge la calificación del fiscal, el procesado estuvo unos 30 años trabajando en una empresa con una nave en el citado municipio, y aunque cesó la actividad, acordó con el propietario de la entidad utilizar las instalaciones, sin existir contrato para ello. En dicha nave cuidaba de dos perros de raza peligrosa, un 'rottwailer' y otro cruzado entre dicha raza y 'pitbull', propiedad de la empresa.
Durante la noche dichos animales estaban dentro de la nave "sueltos y sin bozal, correa u otra medida de seguridad, que eran legalmente exigidas al tratarse de animales de raza calificada como potencialmente peligrosa", apunta el fiscal, quien relata que la nave, aunque estaba cercada por una valla, dicho vallado "se hallaba deteriorado" y podía "fácilmente ser doblado por los perros, y además existían varios huecos de salida".
Así, entre los días 17 y 18 de noviembre de 2010, los dos perros doblaron la valla y se escaparon, mientras que el acusado, que había estado de viaje, al percatarse de ello, comenzó a buscarlos y al no encontrarlos interpuso una denuncia ante la Guardia Civil.
No obstante, la tarde del citado día 18, el afectado, de unos 55 años de edad, se acercó a dar de comer a sus caballos en una finca de Carcabuey, a la que accedieron los perros, al estar próxima a la nave, y cuando el varón entró, se abalanzaron sobre él y le atacaron, provocándole múltiples lesiones que le ocasionaron la muerte.
Horas más tarde, la esposa del hombre avisó a su hijo, de 29 años, al extrañar que no hubiera regresado a casa y ambos se dirigieron a la finca. Cuando llegaron, el hijo vio a su padre en el suelo "con mordeduras y cubierto de sangre", por lo que gritó a su madre que se quedara dentro del coche y avisara a la Policía, instante en el que los dos perros se le abalanzaron y comenzaron a morderle, aunque al cabo de unos minutos escapó como pudo de los animales y se encerró en una de las cuadras.
Tras ello, se presentaron en el lugar la Policía Local y los servicios sanitarios, si bien no pudieron acercarse a las víctimas por la presencia de los perros, hasta que llegó la Guardia Civil, que ante "el evidente riesgo" tuvieron que disparar a los animales, que huyeron de la finca, momento que aprovecharon para acceder y encontraron al hombre sin vida y su hijo con graves heridas.
Mientras tanto, los perros fueron localizados después y al mes, sacrificados conforme a la normativa aplicable y tras autorización judicial. Por estos hechos, la Fiscalía pide las citadas penas para el encargado de cuidar a los perros por la supuesta comisión de un delito de homicidio por imprudencia grave, un delito de lesiones por imprudencia y una falta contra los intereses generales.