Antonio López desapareció en Málaga, donde se encontraba trabajando. Mide 1,80 metros de altura, es de complexión normal, tiene el pelo canoso y los ojos, marrones oscuros.
El valor de todo lo que habían robado asciende al medio millón de euros. Tenían un carácter itinerante y operaban en hasta siete provincias: Sevilla, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Málaga, Jaén y Badajoz