De entre los innumerables momentos mágicos que cada año nos reserva la Semana Santa de Lucena, uno de ellos, sin duda, es la salida del Señor de la Columna. Como un suspiro, la Columna está ya en el centro de la plazoleta entre el aroma de incienso y azahar y la algarabía del sonido afilado del torralbo. Todo está a la altura de la magnífica talla de Pedro Roldán y Onieva, obra cumbre de la imaginería barroca andaluza. Posteriormente salía el espectacular paso de palio de la Virgen de la Paz y Esperanza, obra de Miguel Ángel González Jurado en 1992. El paso procesional de Ntro. Padre Jesús Amarrado a la Columna tuvo como manijero a Pedro Pablo Pérez Contreras, mientras que la Virgen de la Paz y Esperanza, fue mandada por Juan Antonio Mora Morillo.