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En pleno quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno, el sacristán de la Capilla, Paco Trujillo, vive intensamente estos cultos y la preparación de todo lo necesario para la ya próxima Semana Santa. Como él mismo describe es un honor ser el primero y el último que ve al Señor cada día. En efecto es Paco Trujillo el encargado de abrir cada día las puertas de la Capilla para que los fieles puedan ver a Nuestro Padre Jesús. Además de esta tarea el sacristán de la capilla es el encargado de reponer los velillos, algo que hay que hacer "varias veces todos los días desde que vino Jesús tras su restauración. Otra de las tareas de Paco Trujillo es asistir a las misas que allí se celebran, para las que se viste con sotana negra y roquete, pero antes de ello ya se ha encargado de encender las velas, colocar los bancos y tenerlo todo preparado "para que no falte ningún detalle". En plena Cuaresma sus trabajos aumentan, ya que tiene que tener listos los tronos para que el Viernes Santo luzcan todo su esplendor por las calles de Lucena. Todo este trabajo depende en su gran mayoría de la mayordomía de la Venerable Archicofradía, con la que mantiene una magnífica relación.
Pero en todas estas tareas Paco Trujillo no está solo y el cuidado de la Capilla pasa a ser un trabajo familiar. Algunas actividades, como la limpieza o el mantenimiento de las ropas de los sacerdotes, las lleva a cabo su mujer, Antoñi Maireles, y sus hijos, Francisco Javier y David, juegan un papel fundamental en la decoración floral de estos pasos ya que son también ellos los que se encargan de adornar las procesiones del Viernes Santo. Desde que nos dijeron que íbamos a ser los sacristanes de la Capilla, sabemos que se trata de una gran responsabilidad, puesto que tenemos en nuestras manos el cuidado de una de las imágenes más veneradas de la ciudad, explica Trujillo.
Una de las experiencias que Paco ha vivido y que no olvidará es una de las visitas que cada Viernes de Dolores realiza la asociación Amara a la Capilla. Ahí,en la mirada de estas personas, es donde realmente he visto que han hablado con el Señor, cuenta con nostalgia y cariño. Desde ese día, reconozco más la labor que hace Amara y siempre que mi familia esté aquí le sabriremos las puertas de esta casa que es suya también, continúa.
Es fácil ver a Paco Trujillo en el llanete de la Capilla y dentro del templo, siempre pensando cómo hacer las cosas mejor, siempre con cariño. Él, junto con su familia, se siente afortunado por ser sacristán del Señor y asegura que algunas personas han llegado a pedir si pueden tocarnos por estar tan cerca de Él.
Para Trujillo, Nuestro Padre Jesús Nazareno es "el Señor de Lucena", y como él mismo dice "el camino que me ha llevado a conocer a Jesús Sacramentado". Toda una experiencia de fe y devoción que llega a su punto más álgido cada Viernes Santo.
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Araceli Redondo
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