Paco Moreno Carmona abrió una carta en la madrugada del Jueves Santo del año 2015 cuyo contenido estremeció sus sentimientos más hondos. La tela de su túnica negra tembló en la sede de su hermandad. Manijero del Cristo de la Salud y de la Misericordia. En la década de los ochenta, su padre, uno de los fundadores de la Hermandad de Tambores Enlutados, enraizó una veneración que heredó a sus hijos. En la noche del Miércoles Santo, renovará "el nerviosismo y el recogimiento" que anteceden a la salida del Crucificado.
-¿De dónde procede su vinculación al Cristo del Silencio?
Es de tipo familiar. Mi padre fue uno de los fundadores de la Hermandad de Tambores Enlutados y cuando se fusionaron, en la década de los ochenta, arrancó ese amor y esa unión que tenemos con el Cristo del Silencio. Empezó con mi padre, luego con mi hermano Pepe y ahora que ha llegado a mí. Llevamos más de veinte años dentro de la cofradía.
-¿Qué sintió el pasado año al escuchar su nombre como próximo manijero en la sede al concluir la estación penitencial?
Una alegría que no se puede describir. Para mí esta manijeria es un sueño desde niño que lo perseguía y, por fin, gracias a Dios, lo cumpliré el día 24 de marzo. Cuando se solicita una manijería, su ilusión y sus ganas es que suene ese nombre. También me ha pasado que he pedido la manijería y no me la han concedido. Sé lo que se siente en ambos casos.
-¿Cómo son los momentos previos a la salida de San Mateo del Cristo del Silencio y qué espera de estos instantes en esta Semana Santa 2016 cuando esté vestido de santero junto a Su cuadrilla?
Los momentos previos, a pesar de que llevo más de veinte años saliendo, siempre me provocan el mismo nerviosismo y vivo un recogimiento idéntico dentro de la iglesia. Este año 2016 supone una experiencia nueva para mí porque como los hermanos pasan delante, no vemos al Cristo salir. Yo espero una emoción enorme por tener la posibilidad de vivirlo como manijero y estando tan cerca de Él.
-¿La Cofradía del Silencio es la que más atiende a sus hermanos y la que dispone de un cuerpo más sólido de miembros?
Esta cofradía la veo más como una familia que como una cofradía. Así se resume lo que es realmente esta hermandad. Los hermanos del Cristo del Silencio tienen a su Titular como algo primordial y los que están quieren salir al cien por cien y se sienten muy involucrados. Esta cofradía no tiene que dar algo a cambio para que se salga de hermano, sino al revés, las personas quieren entrar en la cofradía. Todos los hermanos, desde el acólito hasta el que lleva el estandarte, las varas o el tambor, somos iguales. Nadie alza una voz más que otra y todo está enfocado para que la estación de penitencia discurra lo mejor posible y para que el único que realce sea el Cristo del Silencio.
-¿Qué ha ocurrido en la santería para que haya tres pasos sin cuadrilla a estas alturas de la Cuaresma del año 2016?
Hay demasiados pasos en Lucena. Aunque algunos de los que desgraciadamente se están quedando sin manijeros son los clásicos, de los que llevan muchísimos años en la calle, y cofradías que antaño eran de mucho esplendor y ahora tienen un poco menos, la santería al cambiar tanto de la antigua a la nueva, acarrea muchos gastos económicos, mucho tiempo y hoy en día no hay tanta gente que pueda responder a todo ello. Antiguamente, por palabras de mi padre y de santeros viejos, había dos juntas, la junta sitios y junta marca, y se bebía de otra manera. Pero hoy en día ser manijero y ser santero requieren unos gastos económicos que cualquier persona no lo tiene en su mano.
-¿Las juntas –y otras novedades como las juntas-esquina- se han desnaturalizado? ¿Los excesivos formalismos han ocultado la auténtica esencia?
Actualmente queremos que salga todo demasiado perfecto. Las juntas esquina las veo bien puesto que se necesita mucha unión tanto en cuadrilla y en esquinas y estas reuniones son para eso. En las juntas se están marcando unas pautas que quizás rompen un poco la esencia antigua, pero, a la vez, también se ha ganado mucho en respeto, y en esas pautas que se siguen si el manijero está a gusto con ellas y lo cumplen, es la junta ideal porque así lo quiere el manijero. Queremos que salgan las cosas muy bien, y eso a veces es bueno y es malo.
-¿Qué se tendría que recuperar de la santería de anteriores generaciones?
El criticar menos. Antes no se señalaba tanto con el dedo como ahora, ni se criticaba cualquier cosa que esté un poco fuera de lugar. Ahora si pasa lo más mínimo, tanto en santería como en juntas, ya está criticado en toda Lucena. Antes todo era más llano.
-¿Por qué nunca en Lucena se ha afianzado una asociación como la Peña el Santero?
Porque somos muy especiales todos, yo me meto el primero. No queremos estar todos a una, vamos con los santeros a los que nos unimos cada año y ya está. Con los que se deja atrás, no hay esa cohesión que debería haber en la santería y en los santeros. Por desgracia, se intentó hacer la Asociación Cultural El Horquillo y no tuvieron el apoyo suficiente de esos mil y pico santeros que, según dicen, estamos. En Lucena falta más unión para afrontar muchos más problemas que los hay.
-¿Sería positivo limitar la exposición pública de diferentes momentos de la santería?
Lo que sí está claro que lo que se saca a la calle es lo que se critica. Cualquier momento íntimo, como son las juntas, que son para el manijero, santeros y miembros de la cuadrilla, en poco rato puede estar en toda Lucena, con las redes sociales y con la mensajería instantánea. Con las fotos, que son muy bonitas, hay que saber hasta dónde se puede llegar. Hay que ser lo más estricto posible, que no haya nada fuera de tono.
-¿Cómo prevés que transcurrirá el porvenir de la santería?
Sinceramente nunca se sabe. En cualquier caso, viendo la evolución que ha tenido en los años de atrás hasta hoy, que en bastantes aspectos ha sido para mejor, quiero ser optimista, y espero que mínimo se continúe como estamos y de ahí hacia arriba. Y que no se queden pasos sin salir porque es una pena, para eso estamos tantos santeros como dicen, y que siga el auge que tiene el mundo de la santería aquí en Lucena porque es un motor de muchas cosas, económico y de trabajo, por ejemplo.