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Como adelanto al tiempo de Cuaresma que se avecina, la Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y María Santísima de la Paz Campanitas celebraba el viernes el solemne traslado de la imagen de Nuestro Padre Jesús en la Crucifixión, popularmente conocido como Barrenillas, desde la casa hermandad de la cofradía, situada en la calle Viana, hasta el templo de San Mateo, donde tiene su sede canónica.
El acto comenzó las 22:00 horas, tras la misa que la cofradía consagró en honor, culto y veneración a su titular dolorosa, María Santísima de la Paz Campanitas, con motivo de su festividad, a las 20:30 horas.
El traslado fue realizado en formato de Viacrucis, siendo el Señor portado sobre unas parihuelas para doce santeros, que se fueron turnando a lo largo del recorrido, eligiendo la cofradía un itinerario pocas veces pisado por las cofradías lucentinas en su primer tramo, y formado por las calles Viana, Manchados, Antón Gómez, Mesón, Las Tiendas y Plaza Alta y Baja, para llegar al Pasaje Cristo del Amor, y alcanzar la parroquia de San Mateo tras pasar por la plaza de San Miguel, dejando imágenes de gran plasticidad.
La imagen, que estrenaba túnica, fue trasladada en un ambiente de gran recogimiento, acentuado por el rezo de las estaciones del Santo Viacrucis y la música de capilla interpretada por el grupo de cámara Millenium, siendo acompañada por un buen número de hermanos y un numeroso público.
NUEVA INCORPORACIÓN A NUESTRA SEMANA SANTA
El pasaje bíblico de la Crucifixión de Jesucristo engrosará la Semana Santa de Lucena desde este año. El proceso que arrancó en el 2006 relucirá ocho años más tarde. El artista egabrense Salvador Guzmán Moral, doctor en Bellas Artes, restauró este grupo escultórico compuesto por cuatro imágenes, el más numeroso de los que procesionarán en Lucena a partir de este año.
La obra es del escultor local Pedro Muñoz de Toro y Borrego. En ella se observan los instantes previos al momento en que Jesús fue clavado en la cruz. El Cristo es de cuerpo completo, labrado de madera de pino Flandes y encarnado sobre escayola. Tres judíos de aspecto casi grotesco asisten a la escena: uno de ellos, situado a la derecha del Señor, sostiene los clavos de la pasión; otro, a la izquierda, lo toma por un brazo; y un tercero, un muchacho joven que se ensaña, aferrado a una barrena, en hacer los agujeros sobre la cruz para introducir los clavos. Este último atrapó la atención de los lucentinos hasta el punto de que el paso empezó a ser nominado popularmente como 'El Barrenillas'.
La hermandad del Amor y la Paz decidió en el año 2011 iniciar los trámites para realizar un trono a este grupo escultórico, que realizó su última estación de penitencia en 1973, momento en el que se añadió a la cofradía del Amor. Este grupo escultórico participó durante años en la procesión de la Santa Veracruz y, posteriormente, junto a la Archicofradía del Carmen, por los acuerdos que se pactaban con los familiares de Francisco Parejo López, por aquel entonces depositarios de las imágenes. En la década de los cuarenta, el paso fue trasladado a Córdoba y la Semana Santa de Lucena quedó huérfana de Crucifixión.
La restauración del señalado grupo escultórico se emprendió cuando Antonio Crespillo Guardeño, actual hermano mayor de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, comandaba la junta de gobierno del Amor y la Paz. El estado de conservación de las figuras era deplorable, según cuentan desde la hermandad lucentina. Hasta el punto de que algunos escultores consideraron que era más rentable económicamente realizar nuevas efigies antes que arreglar las antiguas. Sin embargo, esta cofradía del Martes Santo siempre encauzó sus energías a conservar el patrimonio ya existente.
La junta de gobierno de la Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y María Santísima de la Paz también está consensuando los aspectos más santeros que afectarán a Nuestro Padre Jesús en la Crucifixión. El lugar que ocupará en el cortejo lo determina el orden cronológico de la Pasión de Jesucristo. En primer lugar, el Cristo del Amor, luego el grupo escultórico de la Crucifixión y, en último lugar, la Virgen María de la Paz.
La junta de gobierno, en una sesión celebrada el 23 de febrero del año 2012, aprobó el diseño del dibujante pontanés Javier Aguilar para la realización del trono. El proyecto se le envió a la empresa Orfebrería Gradit para su realización y ya está totalmente materializado. El color que se pretende imponer a los santeros es el rojo cardenal, no columnero, sino un rojo intenso.
LES DEJAMOS ALGUNAS IMÁGENES DEL TRASLADO.
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