El Samaritano de San Marta y, en el año 2016, el San Lorenzo del siglo pasado. Mayra Parejo recogió en el templo parroquial de la Sagrada Familia el testigo de su padre y restauró la figura de Prudencio Uzar. "En recuerdo y justicia a ese gran hombre que con fe inquebrantable y luchando contra todos los elementos logró rescatar de la ruina los tesoros iconográficos que se encontraban en el convento tras la clausura del asilo de ancianos en los años ochenta del siglo pasado". Evocada esta labor, para la exaltadora la riqueza más apreciada por Prudencio la constituían "los sintecho, los pobres, los ancianos, los leprosos, las viudas y los huérfanos". Los mismos que el mártir San Lorenzo presentó ante el emperador Valeriano en la tercera centuria después de Cristo.
La abundante experiencia y la incuestionable desenvoltura en la técnica oratoria resultaron insuficientes para que Juan Parejo Pineda admitiera, en la ermita del Valle, abrigar "nerviosismo", además de "tener la boca seca y estar francamente emocionado" por desempeñar la misión de "padrino en la ceremonia de la exaltación" de su hija Mayra, "una mujer preparada en estudios de Turismo, con presencia intelectual, gran comunicadora, con un conocimiento de nuestra historia extraordinario, enamorada de nuestras tradiciones y que convirtió su vocación en profesión".
Las primeras palabras de Mayra Parejo Rubio desvelaron el destino de su alocución. "Dedico esta exaltación a mi primo Fernando, cofrade y santero, que ha caminado con valentía por la senda de la penitencia".
El sol, la luz, el resplandor y la alegría forjaron un preámbulo deprimido por los fracasos y amarguras del corazón. Desde el pasado a la época actual, "el Valle continúa siendo campesino, reflejo espiritual de caminantes y camino polvoriento del ganado hasta llegar al Contadero".
La calle San Pedro la condujo al Paseo de Rojas, la envolvió en la memoria "de feria, recreo, ganado, fiesta y verbena "como símbolo de libertad" para acabar "en el convento donde reina la humildad, donde se reza en silencio con clamor de austeridad". Comenzando con el Sagrado Corazón de Jesús, Mayra Parejo reveló las virtudes y misterios de Santo Tomás de Aquino, Pascual Bailón, Judas Tadeo, Virgen del Valle, Divino San José, Jesús del Valle y Virgen de la Amargura, figuras que protegen las paredes del templo.
Los sones de la Unión Musical de la Subbética reavivaron a cofrades y santeros "quienes mantienen la esencia de nuestra tradición más secular". La voz de Mayra Parejo se resquebrajó al dirigirse a su progenitor. "Padre, muchas gracias por tus bellísimas palabras y decirte que copiar e imitar tus muchos valores nos ha hecho a mí y a mis hermanos ser mejores personas, mejores cofrades y grandes amantes de las tradiciones de nuestra querida de Lucena por lo que siempre serás el cirineo de mi vida".